¿Quién es Sócrates? Es un filósofo bastante conocido, figura entre las personalidades más originales de la cultura humana. No es autor de ningún libro; no tenía vanidades ni intereses lucrativos. Y, sin embargo, es más, mucho más, que si hubiese escrito cien libros. Sus enseñanzas perviven en el tiempo y su ejemplo es seguido incluso por aquellos que de él no saben nada.
Apenas uno se asoma al campo de la filosofía griega, se toca con tres pensadores de descollante reputación universal: Sócrates, Platón y Aristóteles; los tres están en la memoria de la clase social más o menos ilustrada; cada uno tiene algún rasgo que lo distingue. Así, por ejemplo, se recuerda a Aristóteles por aquella definición de que "el hombre es una animal político", y no al revés, como suele ser en Bolivia. A Platón siempre se lo ve al frente de la Academia; es el creador de la caverna que "representa simbólicamente la situación del hombre en su relación con la realidad". ¿Y Sócrates? Ya veremos en seguida cómo era él.
Apenas uno se asoma al campo de la filosofía griega, se toca con tres pensadores de descollante reputación universal: Sócrates, Platón y Aristóteles; los tres están en la memoria de la clase social más o menos ilustrada; cada uno tiene algún rasgo que lo distingue. Así, por ejemplo, se recuerda a Aristóteles por aquella definición de que "el hombre es una animal político", y no al revés, como suele ser en Bolivia. A Platón siempre se lo ve al frente de la Academia; es el creador de la caverna que "representa simbólicamente la situación del hombre en su relación con la realidad". ¿Y Sócrates? Ya veremos en seguida cómo era él.
No se sabe gran cosa de su vida anterior. Lo que de él se ha divulgado es la figura de un hombre de edad ya provecta: un solitario que deambula por las calles de Atenas preguntando a la gente, allá por el siglo V antes de Cristo. Al parecer, era un hombre de estatura alta y recia contextura física; de nariz roma y unos pequeños ojos vivaces, donde refulgía la inteligencia. Tenía una expresión facial no muy agradable; él y el fabulista Esopo son los hombres célebres más feos de la historia. Vivía con Jantipa, la mujer de ríspido y atrabiliario carácter.
Para el filósofo de Atenas, el conocimiento no viene de ninguna parte; es cosa de descubrir dentro de uno mismo. "Conocer, por tanto, no es ver lo que está fuera, sino al revés: recordar lo que está dentro de nosotros". El método que usa para ello es la mayéutica, una serie de preguntas encaminadas a situar la verdad en lugar de la ignorancia. Aunque sereno, su actitud denotaba cierta ironía, y el tono burlón de su voz contribuía a lo que se ha dado en llamar "la ironía socrática", que le granjeó muchos enemigos.
Un día, la pitonisa del Oráculo de Delfos reveló que el más virtuoso y sabio de los atenienses era Sócrates. "Y es porque soy el único que sabe que no sabe nada", respondió el filósofo al ser interrogado. Claro, mientras otros presumían saber muchas cosas. Eso de darse de ignorante, sin serlo, era una gran ventaja; confiere el derecho a preguntar y a los otros la obligación de responder. Decía ser respetuoso más que con los reyes, con las leyes. Le condenaron a tomar la cicuta bajo la acusación falsa de corromper a la juventud, pero él asumió la situación con gran serenidad.
Ahora poco, cuando el escritor Mario Vargas Llosa anunció la presentación de su nueva novela, el periodista de CNN, Andrés Oppenheimer, le preguntó: "¿Cómo hace para mantenerse activo, no obstante la edad? (83 años) a lo que el premio Nobel respondió: "la que tiene que venir vendrá, pero me encontrará siempre ocupado, y no esperándola. Eso lo aprendí de Sócrates. Aquel filósofo, ya en la víspera de su muerte, seguía estudiando el idioma persa".
El autor es escritor.
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