La repercusión del sexo es integral en nuestra vida, consecuentemente existe una jurídica que resulta trascendente como se aprecia en el acto de la reproducción, en la capacidad de la casada, en la maternidad y la paternidad, en los delitos de estupro, violación y abusos deshonestos y contra la honestidad; en la prostitución como lo describí en mi libro "Prostitución", prologado por el receptor del premio Nobel Dr. Ernesto Kahan; en el apellido y en las sucesiones monárquicas.
Interesante es conocer que la diferencia de sexo no constituye un estado físico susceptible de influir como tal sobre la imputabilidad, pero sí es una circunstancia individual que puede determinar variaciones cualitativas y cuantitativas en favor de la mujer delincuente en orden al tratamiento penal aplicable.
¿Habrá sexualidad sin moral?, es indudable que, tanto en la mujer como en el hombre, la moral asume un rol importante de donde se desprende que el acto sexual es corporal; lo decisorio para la moral es que no sea obligado y menos para las leyes.
¿Habrá sexualidad sin moral?, es indudable que, tanto en la mujer como en el hombre, la moral asume un rol importante de donde se desprende que el acto sexual es corporal; lo decisorio para la moral es que no sea obligado y menos para las leyes.
En lo tocante a los límites de la sexualidad ¿Hasta qué límite corrompe el sexo a la moralidad y viceversa?, en una sociedad en la cual está propagada la moralidad, ésta desestructura a la sexualidad en cuanto a su naturalidad libre de prejuicios.
La vergüenza en la sexualidad está presente y es una emoción que regula y controla al instinto, además de exultar a la moral que es una función de mantenerse firme ante posibles abusos, por lo que es menester citar la separación de la emoción del instinto cuando entre dos personas surge el sentimiento; estableciendo que el instinto se manifiesta intensamente como una expresión de la emoción.
¿Podrá haber sexualidad sin amor?, la sexualidad se adecúa a las normas morales y a las convenciones, es decir, a las costumbres, hábitos y tendencias de las sociedades, además porque las transformaciones culturales modifican a la sexualidad, representada ésta por la satisfacción y la perspectiva de felicidad sin ser reprendido por el influjo de la moral.
Fundamental es pensar que la sexualidad necesita fronteras debido a que nadie puede osar hacer lo que quiera en este complicado ámbito del comportamiento humano. Todavía se estigmatiza a la sexualidad como perversidad cuando se la practica con libertad precisamente por los resabios de una educación religiosa exacerbadamente dogmática.
Estas enseñanzas que se repiten a los hijos conspiran para que persista el temor a la denuncia del abuso sexual masculino, además aflora el miedo a exponerse a la opinión pública; sin dejar de establecer que son innumerables las violaciones dentro del matrimonio y muy pocas las denuncias y que la esposa asiente la cópula porque observa el acto como un deber conyugal, aunque prime un antelado "no".
La sexualidad influye en el continuo stress o carga de preocupación de las mujeres, no todas, por el culto a la belleza y hallarla en el bisturí; sufrimiento por el cual no se encontrará belleza plena pues la publicidad y las promesas de los médicos de belleza son frágiles y antes de la intervención se debe firmar un descargo de responsabilidad, mientras no exista dolo.
Ahora, ese stress que acometen innumerables mujeres en pos de la belleza ideal, ha también transferido a los hombres.
* es abogado, posgrados en Interculturalidad y Educación Superior, Alta Gerencia para abogados, doctor honoris causa con tesis
aprobada, Arbitraje y Conciliación, Derecho Aeronáutico, Docencia en Educación Superior, Filosofía y Ciencia Política (maestrn).
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