Miercoles 21 de agosto de 2019
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Aunque solo faltan dos meses para las elecciones, se escuchan voces que ponen en duda que se vayan a realizar, porque, dicen esas voces, el gobierno le tiene miedo a la crisis económica que se avecina y la oposición tampoco quisiera, sinceramente, cargar con el muerto.
Y se da el curioso caso de que el gobierno acusa a la oposición de boicotear las elecciones y la oposición le acusa de lo mismo. El exgobernador de Tarija, Mario Cossío, llama abiertamente a evitar las elecciones como única respuesta al desconocimiento del referéndum.
Una protesta nacional convocada por los comités cívicos y los defensores del 21-F, pide a los candidatos vetados retirarse de la contienda y a los miembros del Tribunal Supremo Electoral (TSE) renunciar a sus cargos, algo que no harán ni los unos ni los otros.
Lo que refuerza todas esas dudas es que la campaña muestra a una oposición inactiva, sin propuestas, sin consignas, como si estuviera cumpliendo un formalismo.
Equipos de jóvenes deseosos de conformar plataformas de control de los escrutinios el día 20 de octubre, usando los celulares como herramientas que alimenten a uno o varios centros de registro de los resultados, mesa por mesa, esperan que alguien coordine el trabajo. Sólo se oyen protestas contra la posibilidad de que el TSE modifique los resultados, como se dice que habría ocurrido en Argentina.