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Jueves 15 de agosto de 2019

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Ecológico Kiswara

Vive sus últimos meses de vida

Mérida, la perrita que enfrentó el castigo y la maldad humana

15 ago 2019

Fuente: LA PATRIA

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Sus ojos están llenos de tristeza, su mirada es el reflejo de haber sufrido por mucho tiempo la ignorancia de la gente. Debido a su condición de animal, padeció los vejámenes más inimaginables al punto de ser condenada a un final sin retorno. En resumen es la vida de una mascota llamada "Mérida".

Era el año 2015, cuando comerciantes observaron a este animalito en muy pésimas condiciones. La mascota vivía en una casa de can de 80 por 50 centímetros, en un conventillo de la zona de Gran Poder de la ciudad de La Paz. Durante todo el día estaba encerrada en ese lugar, ófrico, encadenada y con la puerta cerrada con una especie de calamina.

No estaba sola, junto a Mérida yacía una camada de varios cachorros que semanas antes habían nacido. Durante las noches, era liberada por el sujeto que la tenía prácticamente presa, por un crimen que no cometió y como no le daba ni agua y menos comida, las noches eran para ella, buscarse alimento en los basurales o de donde podía, porque tenía a una familia que alimentar.

No estaba sola, junto a Mérida yacía una camada de varios cachorros que semanas antes habían nacido. Durante las noches, era liberada por el sujeto que la tenía prácticamente presa, por un crimen que no cometió y como no le daba ni agua y menos comida, las noches eran para ella, buscarse alimento en los basurales o de donde podía, porque tenía a una familia que alimentar.

Su aspecto era terrible, su pelaje fue lastimado por una serie de sarnas que le entraron debido a lo descuidada que estaba. El cuerpo lo tenía prácticamente escamado, con costras y cuando se rascaba con su pata, éstas sangraban, como si de su alma saliera todo ese dolor que padecía.

No faltó en esa oportunidad una persona que la vio e inmediatamente se puso en contacto con un grupo de voluntarios, rescatistas de animales sometidos a la ignorancia humana, denominado "Sava Bolivia". Se organizó el rescate, para cuando llegaron al lugar no estaba quien decía ser dueño de Mérida, había desaparecido ante la presencia de los voluntarios.

Pero no solo él, sino que también se llevó a los cachorros de la perrita. Otro inconveniente que hubo en esa tarea de salvar a la mascota, fue lidiar con la gente del conventillo, quienes carecían de sensibilidad ante el sufrimiento de ese pobre animal, al contrario, salieron en defensa del opresor, agrediendo verbal y físicamente a quienes intentaban dar una oportunidad de vida a esa maltrata mascota.

El operativo tuvo su dificultad, pero el objetivo se cumplió y Mérida, como la bautizaron las voluntarias, fue trasladada a un centro de protección animal.

VOLUNTARIA

En ese entonces, era voluntaria del grupo, Mariela Ortiz, quien contó a LA PATRIA, que fueron las vecinas de la zona del Gran Poder que denunciaron el maltrato ante "Sava Bolivia", al ver que la perrita deambulaba por las calles durante la noche en proximidades del mercado "Rodríguez", en busca de comida.

"Cuando la rescatamos tenía una terrible infección en la piel, era piel y hueso, estaba muy desnutrida, además de sarna, había perdido todo su pelo. Cuando ella intentaba acercarse a la gente por comida, como respuesta era apedreada, la pateaban y le echaban con agua", indicó.

Una vez rescatada, comenzó su tratamiento con sueros y se combatió la sarna, tenía varios tipos que le carcomían la piel. Tenía una variedad de heridas. Una vez que iba recuperando se la esterilizó y se intentó buscar a una familia para adoptarla, pero nadie la quería, debido a su aspecto.

Ortiz afirmó que la bautizaron como "Mérida" por ser una perrita muy valiente y haber vivido durante varios años en esas condiciones de maltrato.

Actualmente, la mascota vive en el albergue de Callapa en La Paz. Si bien ya no sufre el maltrato desde hace unos tres años, la factura de todo el mal que vivió lo paga con creces, porque ya fue muy complicado que vuelva a estar bien, tras padecer una fuerte anemia. Ahora sufre de un tumor a la altura del tórax.

Los últimos tres años de su vida fueron los mejores, porque no le falta techo, abrigo ni comida, además de los cuidados médicos con ayuda de los voluntarios y gente de buena voluntad que apoya ese tipo de casos.

"El tumor la debilitó mucho, ha perdido peso en los meses precedentes y nunca más pudo recuperar el pelaje por la sarna. La perrita por ello, necesita estar abrigada", manifestó.

En este tiempo su carácter cambió, antes era muy desconfiada y ahora recibe el cariño de las personas que están a su lado, como respuesta, ella mueve su cola en señal de agradecimiento y felicidad, además de ser consciente que en cualquier momento podría despedirse de esta vida, aunque aún con la esperanza de encontrar una familia que la adopte.

Fuente: LA PATRIA
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