Wendy Chile Quispe, la "princesa del deporte tuerca"

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Esta historia no salió de un cuento de hadas, sin embargo, es tan real como el sol que nace todos los días para alegrar la vida. Por lo general, en el "deporte tuerca" como se le denomina al automovilismo, los protagonistas siempre son varones, quizá porque aún hay un pensamiento machista y solo ellos pueden ocupar ese sitial.

Sin embargo, esos "clichés" son rotos con facilidad por personas que tienen en la sangre un propósito, el de triunfar y anteponerse ante cualquier circunstancia adversa. Ese temple está en Wendy Michelle Chile Quispe, a quien bautizamos como "la princesa del deporte tuerca".

Apenas tenía nueve años cuando sentía en su sangre, el rugir de los motores, y no por arte de magia, sino porque iba a alentar a su corta edad, a su papá Santos Chile Jáuregui, un fanático de los fierros. Su pasión por la mecánica lo llevó a incursionar en el automovilismo.

"He visto que mi papá corría y me interesó bastante, necesitaba a alguien que le apoyara. Cuando mi papá se inició en las carreras, yo tenía nueve años, pero me comenzó a interesar más a mis 14 años, cuando le acompañaba a los reconocimientos de los tramos que tenía que correr", dijo.

No pasaría mucho tiempo para que su hija Wendy, siga sus pasos, pero no por tradición, sino porque en su alma, en su mente y en su corazón está esa pasión por correr.

Wendy abrió sus ojos en su natal Challapata, departamento de Oruro, el 15 de septiembre de 2001. Bachiller del Colegio "San Juan de Dios" de ese municipio. Actualmente estudia la Carrera de Arquitectura en la Universidad Técnica de Oruro (UTO).

NAVEGANTE

Ese interés en cada carrera no pasó desapercibido por su papá, quien esperó que crezca un poco más y llegue la oportunidad para regarle a Wendy, el mejor sueño de su vida, correr en competencias departamentales y nacionales.

Sin mucha pompa y sonaja, la fue preparando, lo hacía llevándola a los reconocimientos de ruta, con el objetivo de que se vaya familiarizando con la velocidad, el terreno y viva dentro del vehículo esa adrenalina que fluye del alma, al momento de ser protagonista de una carrera.

Asimismo, inculcó en ella el conocimiento básico de la mecánica, avizorando un futuro. Esa preparación se haría efectiva en el momento oportuno, solo era cuestión de esperar.

Finalmente, ese deseo se hizo patente, cuando por circunstancias de la vida, el navegante de Santos, su hermano Freddy, no pudo estar en la competencia nacional "Mario Mercado Vaca Guzmán", desarrollada en la ciudad de Oruro.

Al no contar con su copiloto y viendo que Wendy ya había ganado cierta experiencia, le pidió que sea su navegante. Ella no lo podía creer y llegó la oportunidad que estaba esperando.

Como en todo ser humano, el debut fue un manojo de nervios, sin embargo, era consciente que no podía defraudar a su papá. Eliminó el nerviosismo de su cuerpo y asumió la responsabilidad de guiarlo hasta la meta. Si bien, en ese momento no tenía una hoja de ruta, en su mente estaba memorizada la ruta y sabía dónde se tenía que acelerar, dónde se debía utilizar la caja y dónde se debía ir con cautela, para evitar cualquier eventualidad.

"Ha sido una satisfacción grande que mi papá confíe en mí. Llevar a un hombre es más sencillo que llevar a una chica y más siendo su hija. Ocupé le puesto de navegante, tenía 15 años y corrí en la categoría R2B", afirmó.

Al final de la carrera, si bien no ganaron, fue un logro importante para la vida de Santos como de Wendy, quien motivada y con el apoyo de su papá sería el inicio de una brillante carrera, que poco a poco se fue cimentando con mayor fuerza. Posteriormente, lo acompañó en otras varias carreras más disputadas no solo en Oruro, sino también a nivel nacional, Sucre, Tarija, Santa Cruz.

Uno de los méritos fue que el año de su debut, terminó en el primer puesto como navegante en la clasificación departamental y a nivel nacional ocupó el segundo lugar en el ranking. Mientras que el 2018, ocupó el primer puesto a nivel departamental y nacional.

PREPARACI�?N

Su papá Santos, siempre fue su mentor en todo momento, pasó todos sus conocimientos sobre el automovilismo, le enseñó a hacer hojas de ruta, manejar el cronómetro, mecánica. También tuvo el apoyo de otros navegantes con experiencia, tanto locales como nacionales, quienes sin ningún egoísmo colaboraron con Wendy.

"Han sido bastantes buenos conmigo navegantes y corredores de otros departamentos", enfatizó.

Uno de sus momentos más importantes en su carrera fue correr el rally de Santa Cruz, principalmente por ver cómo los habitantes de poblaciones lejanas se unían mediante el automovilismo. "Salen desde lo más profundo de la selva para mirarte", dijo.

Wendy considera el automovilismo como una diversión, "me encanta correr, ahora lo hago con Mauricio Molina porque mi papá está descansando este año. Lo más divertido es la adrenalina, no lo veo como un trabajo, sino como una pasión. Llegar a ser piloto sería mi mayor sueño, obviamente después de terminar de estudiar".

Wendy Chile marcó el camino para seguir adelante y brillar como lo hace, como una verdadera princesa del automovilismo.

Fuente: LA PATRIA