En ese entonces, la vida estaba impregnada de muerte. Epidemias como la difteria, el tifus y el cólera cobraban miles de vidas, y desde 1861, con la muerte de su amado esposo, el prÃncipe Alberto, la desconsolada reina Victoria puso de moda el duelo.
En ese entonces, la vida estaba impregnada de muerte. Epidemias como la difteria, el tifus y el cólera cobraban miles de vidas, y desde 1861, con la muerte de su amado esposo, el prÃncipe Alberto, la desconsolada reina Victoria puso de moda el duelo.
Los memento mori, que literalmente significa "recuerda que morirás", ya eran comunes.
Los deudos cargaban consigo mechones de pelo de los muertos guardados en medallones y anillos, se crearon máscaras mortuorias en cera, e imágenes y sÃmbolos de la muerte aparecÃan en pinturas y esculturas.
Pero a mediados de 1800, la fotografÃa se estaba volviendo cada vez más popular y asequible, lo que hizo posible que el surgimiento del retrato fotográfico como memento mori.
Imágenes para más gente
La primera forma exitosa de fotografÃa, el daguerrotipo -una imagen pequeña y muy detallada sobre plata pulida- era un lujo costoso, pero no tan costoso como tener un retrato pintado, que anteriormente habÃa sido la única forma de preservar permanentemente la imagen de alguien.
La nueva tecnologÃa, como en otras ocasiones, le dio la oportunidad a mucha más gente de tener lo que por siglos habÃa sido privilegio de unos pocos.
A medida que aumentó el número de fotógrafos, el costo de los daguerrotipos disminuyó.
A menudo la muerte de niño era la causa de que por primera vez las familias consideran tomarse una fotografÃa: era la última oportunidad de tener una imagen permanente de un hijo querido.
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