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Domingo 11 de agosto de 2019

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Cultural El Duende

¿Quiénes hacen gestión cultural?

11 ago 2019

Silvana Vázquez Valdivia

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Proyectos como crear monumentos de próceres de la historia local; producir libros como el recientemente publicado "Quiero ser como ella. 70 historias de bolivianas fantásticas"; un concierto de rock en un bar; festivales de teatro en las escuelas, retretas organizadas por gobiernos municipales; las festividades del "Día de la Tradición"; e incluso eventos enormes como la FEXPOCRUZ, representan generación de fuentes de empleo, a veces activan industrias y otros recursos materiales interesantes, pero sobre todo despliegan significados y sentidos, nada ausentes de mensajes con intereses. Se puede decir que la "personalidad" y forma de proyectos que gestionan identidad y cultura es relativamente proporcional a la de quienes operan y a los propósitos con los que son creados.

En los proyectos o eventos de gestión cultural hay lo que podemos llamar "las y los quienes". Estas son personas, directorios, colectivos, instituciones y son quienes lideran, quienes operan, quienes financian, quienes se alían en el campo de la gestión cultural. También existen los para qué y los para quiénes se realizan esas actividades que siempre trae contenidos y propósitos, pero esto será abordado en siguientes publicaciones. Si hacemos una analogía de "las y los quienes" con el modelo básico de la comunicación sería: Emisor (las/os quienes) - Mensaje (los qué) - Receptor (para quiénes), y a partir de ahí comienza a complejizarse y ponerse más interesante.

En los proyectos o eventos de gestión cultural hay lo que podemos llamar "las y los quienes". Estas son personas, directorios, colectivos, instituciones y son quienes lideran, quienes operan, quienes financian, quienes se alían en el campo de la gestión cultural. También existen los para qué y los para quiénes se realizan esas actividades que siempre trae contenidos y propósitos, pero esto será abordado en siguientes publicaciones. Si hacemos una analogía de "las y los quienes" con el modelo básico de la comunicación sería: Emisor (las/os quienes) - Mensaje (los qué) - Receptor (para quiénes), y a partir de ahí comienza a complejizarse y ponerse más interesante.

En este artículo lleno de lenguaje inclusivo me centraré en "l@s quiénes" del campo de la gestión cultural, para identificar y dar lugar a esos actores/as protagonistas en el diseño de proyectos, estrategias y su implementación. Estxs pueden ser personas, colectivxs o instituciones que operan, ejercen y/o se alían como gestorxs culturales. Ahora que ya se tiene en cuenta a las/os quienes, es importante diferenciar que la gestión cultural puede ejercerse como oficio o como profesión.

En el caso de la gestión cultural como profesión quizá no se cuenta con suficientes espacios de formación académica específica, y más ahora cuando en el mundo las dinámicas de aprendizaje y trabajo están cambiando, sin embargo los cargos institucionales del sector cultural en poderes públicos, fundaciones, instituciones educativas, instancias de cooperación y museos tienden a ser asimilados por profesiones como arquitectura, sociología, comunicación social, historia, economía, entre otras. En estos casos la personalidad que los proyectos adquieran será según la cultura, patrimonio e identidad que la institución -combinada a la de sus tomadorxs de decisión- quiera preservar, promover, difundir, y a veces, transformar.

Por ejemplo, ¿qué cultura e identidades creen que promovería un festival de teatro en escuelas religiosas?; ¿cómo puede ser la cultura corporativa de una empresa que combate abiertamente la lucha contra las brechas de género?; o ¿qué roles de clase y género reproduce una Dirección de Cultura de la municipalidad cruceña a la cabeza de un alcalde conocido por su anoticiada xenofobia y acoso sexual contra las mujeres? (1)

Volviendo a la descripción de perfiles de gestorxs culturales profesionales, es probable que ganen más fácilmente cargos en la administración pública y privada por los títulos exigidos, sin embargo, sus para qué y para quiénes son diferentes que cuando se ejerce como oficio independiente. Lo que aún no se ha demostrado en Bolivia es que tener alguna titulación específica en gestión del patrimonio o gestión cultural sea determinante en el acceso a fuentes de trabajo. Lo que sí puede pasar es que da "status" entre sectores académicos y para actividades como conferencias, seminarios o escribir artículos (que no son remuneradas).

Por otro lado está la gestión cultural como oficio donde los títulos académicos no son determinantes, porque sucede en la decisión personal de la gestora y gestor cultural por movilizarse en campos y escenarios de disputa colectiva, es decir, para el bien comunal y societal, no para las agendas institucionales.

La gestión cultural como oficio sí tiene puntos de encuentro con la gestión pública y en menor medida con el sector privado, pero su campo de acción se determina por fuera de las hegemonías del Estado y del consumismo (que no es lo mismo que el consumo consciente). En cualquier caso la legitimidad social como gestor/a cultural (con o sin profesión) no se determina en una fuente de trabajo, una jerarquía institucional o en la cantidad de honorarios que reciba, aunque no cabe duda que tienen su peso.

Por ejemplo, el legado de Iván Nogales que ha demostrado una trayectoria consecuente y en relación con la comunidad, fuera de una institución y sí en alianzas; o el caso del Centro Cultural San Isidro, las jóvenes mujeres artistas unidas por la poesía denominadas "Lengua de Urucú" con una fuerte narrativa feminista, así como las movidas a nivel nacional de la Red Cultural Telartes, y tantos otros movimientos y personas que en gestión cultural están cambiando el mundo.

Es justamente por el poder de reproducir, normalizar o transformar personas y sociedades que la gestión cultural no es neutra y tiene un sentido político necesario de hacerlo visible y consciente, pues a veces lo que nos hacía sentir orgullo por "nuestra tierra" es lo que más nos genera subdesarrollo y opresión.

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