Sábado 10 de agosto de 2019
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Con el paso de los años y debido a múltiples factores como la gravedad, cambios hormonales, cambios importantes en el peso y otros se produce una modificación en la distribución de la grasa corporal. A veces se acumula en zonas donde no deseamos (abdomen) y disminuye en lugares donde normalmente aporta vitalidad y juventud, como es el rostro.
De hecho, el tejido celular subcutáneo de la cara está formado por varios compartimentos rellenos de grasa. Para que un rostro se vea joven y saludable, estos compartimentos deben mantenerse en su lugar. Pero con el tiempo, algunos compartimentos grasos se vacían, pierden su plenitud, disminuyen su volumen.
Otros en cambio, cambian su ubicación y caen como consecuencia de la gravedad y la laxitud de los tejidos.
En ocasiones, ambos efectos se combinan, se pierde grasa facial, dando un aspecto demacrado, aparece flacidez y arrugas o surcos profundos en la piel y los tejidos, proporcionando al rostro una apariencia cansada, triste y envejecida.
Para contrarrestar esta evolución que se produce con el paso del tiempo, surge un nuevo concepto de rejuvenecimiento. Primero diluir la grasa facial que se encuentra fuera de lugar, mediante la aplicación de químicos lipo reductores, que consiste en la inyección subcutánea de una o dos sesiones. Generalmente los medicamentos a utilizar se adecúan a cada paciente, entre los principales están la L-carnitina, Hormona tiroidea, cafeína, blufomedilo, ampelopsina, cynara scholimus y otros más fuertes como la fosfatidil colina, también se utiliza enzimas como la lipasa y la hialuronidasa. Esto lo evalúa el médico estético.