Libros y lectura persistirán siempre

Contra algunas contradictorias opiniones de "impulsores de la lectura digital", al señalar que se acorta la vida de los libros (y algunos textos impresos), surgen las opiniones de muy destacados intelectuales, escritores, un Premio Nobel de Literatura y más de un Premio de Cultura internacional y en el país, señalando claramente que "no es posible quitar la vida a los libros, pues significaría matar a los autores", además que no hay tecnología que sustituya el placer, el gusto de leer un libro, transportándolo en las manos, cerrándolo o abriéndolo a voluntad, en cualquier circunstancia.

Dirigentes de organizaciones como las Cámaras de Libro, mostraron preocupación frente a ciertos factores que se observan en la actualidad y que evidentemente, son parte de un cambio generado por la irrupción de la tecnología "dicen digital" que archiva textos y libros completos en "memoria cibernética", facilitando su lectura en pantallas de diferentes aparatos, computarizados y desde hace poco hasta en cierto tipo de celulares�?pero no hay opiniones valederas que establezcan realmente esa "comodidad de lectura" que dizque se encuentra en equipos electrónicos, frente a la natural lectura de un libro página por página y en cualquier tiempo y lugar.

Ahora bien, el problema de la lectura de libros tiene sus detractores, los que se consideran promotores del cambio tecnológico y los tradicionales defensores de la cultura a través de la lectura de libros palpándolos y manejándolos, desde la escuela, el hogar, el colegio y la universidad, cumpliendo las normativas que están señaladas en las responsabilidades de impartir educación en las aulas. Preocupa una estadística publicada recientemente señalando que de cada dos personas, una no ha leído un libro en el lapso de un año. Es preocupante el hecho al saber que se trata de adultos mayores que por diversas causas dejaron la rutina de leer un libro, mientras que estudiantes de los ciclos de primaria y secundaria, están obligados a leer variado material bibliográfico, como parte de los programas educativos.

Es cierto que hay escasa lectura, especialmente entre universitarios, los que acuden con asiduidad a los textos computarizados, mientras que un registro de opinión muestra que profesionales y personas mayores de edad, acuden a los libros como material de consulta, de ilustración o simplemente de distracción. Sin embargo otras cifras sobre el tema, señalan que en los últimos años, especialmente en el eje central, cerraron más de doce librerías, entre estas varias de reconocido prestigio. Condiciones adversas han contribuido al cierre de librerías, una especial, el caso de la piratería y desleal competencia, incluso con la venta de libros usados; otra la irrupción de adelantos tecnológicos, el acceso a internet y como remache, condiciones inadmisibles en materia tributaria, sin tomar en cuenta que el comercio de libros, es un impulso directo al fomento de la cultura en general.

Este asunto ha sido analizado por empresarios del sector, también en la instancia educativa a cargo del Estado, en este caso, además de tener la obligación de garantizar el derecho a la educación, debe preocuparse de facilitar la culturización de la comunidad, a través de la lectura, la provisión de material adecuado, desde la escuela y el colegio, promoviendo la lectura de textos e incentivando a la intelectualidad a seguir produciendo material bibliográfico.

En otro nivel, los promotores de venta de libros, consideran que la realización de "ferias del libro", deberían ser más frecuentes y con mayores ventajas para la promoción de libros y la presencia de destacados escritores, nacionales y extranjeros.

Fuente: LA PATRIA