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Jueves 29 de julio de 2010

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Cancún: ¿Otra Cumbre del Clima fallida?

29 jul 2010

Fuente: LA PATRIA

Por: Marta Gómez Ferral

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Afincados en el segundo semestre del año, por ningún lado se avistan señales alentadoras sobre la posible renegociación del Protocolo de Kyoto y la adopción de eficientes medidas de mitigación en la próxima Cumbre del Clima.

Mientras, continúan los preparativos de la Conferencia del Clima (COP 16-MOP 6), que se celebrará en el enclave turístico de Cancún, estado de Quintana Roo, México, del 29 de noviembre al 10 de diciembre del corriente año.

El presidente del país anfitrión, Felipe Calderón, afirmó que México busca generar confianza en el éxito del evento, el cual dará por un año la presidencia de ese movimiento a la nación latinoamericana.

Patricia Espinosa, canciller mexicana, ha realizado giras para promover el acercamiento de países y aunque la conferencia responde a las normativas y responsabilidades de la ONU, sus compatriotas se afanan en múltiples detalles de organización y coordinación internacional.

Pero la 16 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 16) y la reunión sobre el Protocolo de Kyoto (MOP 6) tendrá un desafío harto mayor que su propio nombre, y llegar a buen puerto no será posible sólo con la contribución del país sede.

La Cumbre de Cancún viene precedida por el total fracaso de la COP 15 (Copenhague, diciembre 2009), donde no se llegó a ningún acuerdo vinculante debido a la presión de algunas de las principales potencias, con Estados Unidos a la cabeza, y se amañó e impuso una pretendida declaración final, rechazada por muchas naciones.

En abril y mayo del presente año Naciones Unidas reunió en Bonn, Alemania, a autoridades de 185 países en aras de iniciar oficialmente los preparativos de la próxima cumbre, pero aquellas jornadas no tuvieron la evolución esperada.

A partir de Bonn, la costarricense Patricia Figueres asumió la secretaría ejecutiva de la convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), cargo ocupado hasta el momento por Ivo de Boers, quien, dicho sea de paso, no considera que en Cancún se logre resultado vinculante alguno.

De Boers fue más lejos al augurar que no avizora acuerdo vinculante efectivo en un plazo de 10 años.

La flamante secretaria ejecutiva difiere totalmente del criterio de su antecesor, y declaró estar convencida de que en el cónclave de Cancún habrá un antes y un después en las negociaciones para reducir cargas contaminantes.

"Cancún es diferente a Copenhague", enunció Figueres, quien tiene sobre sus hombros la conducción de las negociaciones que deberán llevar a un acuerdo internacional vinculante. Como para no querer estar en sus zapatos.

Figueres ha reconocido que la Cumbre de 2009 no tuvo un "procedimiento suficientemente transparente ni inclusivo para que todos los gobiernos sintieran que habían aportado libremente y que sus voces habían sido escuchadas".

La secretaría ejecutiva afirmó que los criterios y acuerdos emitidos en la Cumbre de los Pueblos sobre el Cambio Climático y sobre los derechos de la madre Tierra, deben escucharse absolutamente en la Cumbre, pues se trata de la voz de los más afectados por el fenómeno, los habitantes de los países pobres y en desarrollo.

Para Christiana Figueres, en Cancún igualmente será clave fijar el concepto de justicia climática, cuya definición, sin embargo, todavía no está establecida, pues hay diversidad de opiniones y conceptos.

Figueres dice que es necesario un cambio de paradigma de desarrollo del mundo (reclamo antiguo de fuerzas progresistas del planeta), y sustituirlo por un modelo más eficiente, y considera que existe en las grandes potencias la voluntad política para lograrlo.

De esto último, no está de más decir que, recordando las jornadas de la fallida cita de Copenhague y la práctica internacional observable, todavía no se aprecian evidencias, al menos para el ojo común.

Estudios recientemente divulgados por la Organización Mundial de Comercio (OMC) y la Organización de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNDP) plantea que, si no disminuyen las emisiones, el aumento promedio de la temperatura para 2020 reducirá la producción agrícola en más del 50 por ciento en Africa Subsahariana.

Lo anterior es un ejemplo más de las terribles consecuencias del cambio climático que ya afectan a todos los habitantes del planeta, aunque de muy distinta manera.

HACIA LA CUMBRE DE CANCUN

En fin, tras las negociaciones de Bonn, sin ningún acuerdo que desbroce el camino, el panorama mundial previo a Cancún se pinta someramente como sigue:

Un movimiento formado por los 130 países del Grupo de los 77 y China, reclama el establecimiento de acuerdos vinculantes y medidas concretas de mitigación en la próxima COP 16, con énfasis en la renegociación del Protocolo de Kyoto.

El llamado Grupo Umbrella, integrado por Estados Unidos, Japón, Rusia, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, entre otros, desea un nuevo acuerdo marco, pero a largo plazo, que pueda sustituir al Protocolo de Kyoto.

La Unión Europea ha defendido el establecimiento de compromisos precisos por cada país, con apego a los resultados y la ya citada y criticada Declaración de Copenhague.

El Grupo Africano reclama para Cancún un acuerdo vinculante y la no sustitución del Protocolo de Kyoto, en definitiva sin cumplir.

La Alianza de los Pequeños Estados Insulares rechaza la dilación hasta 2011 (Cumbre de Ciudad del Cabo) de la toma de compromisos.

Estas naciones se consideran sentenciadas a muerte; de producirse el pronosticado aumento de las temperaturas de dos grados Centígrados, para ellas significaría cuatro grados de incremento.

La prisa es cuestión de vida o muerte para las pequeñas ínsulas.

Se ha solicitado incluir en los textos resultados de la Cumbre de los Pueblos de Cochabamba, evento de trascendencia incuestionable.

Los participantes de la cita de Bolivia piden se establezcan límites de concentración de gases de efecto invernadero a 200 partes por millón (ppm), en comparación con las actuales 400 ppm.

Igualmente, ese evento propuso que se fije una contribución del seis por ciento del Producto Interno Bruto de cada país para destinarlo a las medidas de mitigación

Además, Cochabamba exigió la reducción de los gastos de la carrera armamentista.

De modo que, así vamos, a grandes rasgos y a trancas y barrancas, hacia la cita de Cancún.

Con el fragor de las catástrofes, muertes masivas, hambrunas y migraciones forzosas ocasionadas por sequías e inundaciones, o por la pérdida de cosechas por corrimientos estacionales y aumentos de temperatura, entre otras desgracias, sonando en los oídos.

Algunas opiniones se alzan para negar la importancia del encuentro de Cancún y decir que en términos realistas sólo cabe esperar un acuerdo vinculante en la siguiente Cumbre, en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, en 2011.

Otras voces reclaman sensatamente no quitar empeño a Cancún, porque se facilitaría las dilaciones y más dilaciones deseadas con fervor por ciertas potencias, en un tema en el que ya estamos peligrosamente retardados. Luchar todo el tiempo es el camino, sin dejar de ser realistas.

(*) Periodista de la Redacción de temas Globales.

Fuente: LA PATRIA
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