Locura moral... ¿Qué hacer?

La "locura moral" de los dos hermanos que dieron rienda suelta a sus instintos, ha abierto una de las cajas negras de la sociedad adulta donde se guardan las terribles equivocaciones respecto a las nuevas generaciones. Aquella (la sociedad adulta) ha sido tan tolerante que ha permitido o hasta ha autorizado que se cincelen personalidades algo psicóticas desde muchos flancos, y cuando éstas (las generaciones jóvenes) cometen "errores" juzga, cuestiona, se rasga las vestiduras, exige justicia, demanda una condena, a veces demostrando una conducta que raya hasta la morbosidad. Quiero decir que no existen generaciones problema sino sociedad adulta problema, un poco parafraseando al psicopedagogo inglés A.S, Neill, cuando asegura en uno de sus (cuatro) libros que no existen alumnos problema sino maestros problema.

El caso en cuestión no sólo amerita un tratamiento legal para castigar a los culpables, ya podría constituirse fácilmente en un mecanismo de compensación, se castigó a los malos y solucionado el problema, porque este feo asunto no debe terminar (es imprescindible que no concluya) en los estrados judiciales donde seguramente el juez va a resolver recluir a los dos victimarios en la cárcel de San Pedro por 30 años que es la pena máxima para este tipo de delitos, eso, si la justicia no se envilece y se inclina a favor de los "dos hermanos", en una conspiración entre el fiscal, el abogado defensor y el juez, todo puede suceder.

Para un periodista acucioso, observador, que tiene una noción clara de qué es noticia y qué no, el hecho ocurrido el pasado 16 de mayo contiene todo un material y los elementos necesarios para constituir una verdadera tribuna de análisis en los espacios mediáticos (radio y televisión, que deben dejar de lado sus espacios de entretenimiento que nada bueno contribuyen a la sociedad y, obviamente el periódico) sobre la responsabilidad de la sociedad respecto al futuro de las nuevas generaciones, con investigaciones y entrevistas sobre las causas-efectos y alternativas de solución a conductas antisociales, como fuentes tienen a padres de familia, psicólogos, juristas, sociólogos, profesores, autoridades del municipio, de la gobernación, de la policía departamental y otros líderes de opinión.

Esta semejante atrocidad, sin duda, igualmente ha puesto en tela de juicio la calidad educativa que se imparte en las escuelas y colegios del sistema fiscal y privado, donde al parecer los recursos humanos asisten a recibir únicamente una instrucción (de asignaturas encajonadas en el cerebro del estudiante) que se ha sobrepuesto a la formación de la personalidad en el marco de un sistema educativo como un proceso de interacción docente-estudiante (que es desarrollo de altos niveles de pensamiento, capacidad de decisión, libertad de expresión, valores, etc.), pero, y es incuestionable el asunto, la llamada educación fiscal-privada, se ha constituido en una tarea cerrada a la realidad social, familiar, nada democrática, autoritaria, acrítica, rencorosa. Lo que merece es que las autoridades educativas planeen un control de calidad educativa permanente, hasta erradicar algunas actividades (que se repiten año tras año, como desfiles, horas cívicas, aniversarios, verbenas y otras costumbres que consolidan la mentalidad escolar) que no es ningún aporte a la educación de las niñas, niños y jóvenes, sólo genera analfabetos funcionales.

Por otro lado ¿Cuál el comportamiento de la "otra educación", como son la Internet, la radio y televisión principalmente, frente a la población? ¿Cómo influyen en la mente del público los programas que se difunden a diario, ahora en canal cerrado (TV Cable)? ¿Los juegos electrónicos que se encuentran a disposición de los jóvenes y la niñez en los centros de Internet, qué impacto tienen en la conducta de quienes consumen estos juegos, que en su mayoría son lecciones de cómo matar, robar, etc.?

Es hora, y estoy seguro que muchos padres de familia y la misma sociedad adulta van a estar de acuerdo con esta perspectiva, de que la Alcaldía y la Gobernación a través de sus autoridades de cultura están obligadas a trabajar en políticas de comunicación, hoy que existe mayor decisión gracias a la Autonomía, pero no sólo eso sino que la comuna debe ocuparse en reglamentar la actividad de los centros de Internet que se encuentran diseminados en todos los distritos y barrios de la ciudad. Las políticas que se diseñe deben ser claras, que regulen precisamente el funcionamiento de estos locales, los juegos virtuales que ofertan a los potenciales visitantes como es la niñez y la juventud, pero no sólo eso sino también es un deber ineludible efectuar una inspección responsable a todos los locales de Internet y los juegos que tienen instalados en red.

En todo caso la responsabilidad de la comuna y aquí ingresa otra institución, la Carrera de Comunicación de la Universidad Técnica de Oruro, que en tareas mancomunadas, deben ser responsables de monitorear la calidad de los programas que se difunden en radio y televisión (al margen de los noticieros). Es hora de poner un alto aunque un tanto difícil pero no imposible) a programas que no respondan a las necesidades de desarrollo humano y para eso es preciso y urgente diseñar, una vez más se remarca, políticas de comunicación en el marco del informe McBride que habla de una comunicación para alfabetizar en países en desarrollo y no para entretener, este último un formato de países desarrollados (Pág. 70, 71, 72 "Comunicación y Periodismo en una sociedad Global", Estrella Israel Garzón), de conformidad con la política nacional y las aspiraciones del país.

(*) Periodista