Siguen las restricciones a la libertad de expresión
28 jul 2010
Por: Armando Mariaca V.
El Gobierno anuncia, casi permanentemente, su apego a la Constitución y a las leyes; no deja de lado “su respeto” a la libertad de expresión; pero, la realidad siempre es diferente porque en los hechos, parecería que los medios y periodistas le hacemos mucho daño a las personas que integran el gobierno y su partido.
Hay verdades que el señor Evo Morales, el Vicepresidente y el partido MAS deben tomar en cuenta: Empresas de comunicación social - prensa, radio y televisión - y periodistas y comunicadores sólo cumplimos un deber al informar, analizar y opinar sobre el comportamiento de las autoridades y sobre los diversos problemas o asuntos que enfrenta el país y, lo más importante, somos tan hijos de esta Patria como son las autoridades.
Lo hecho últimamente con la aprobación de leyes contrarias a la misma Constitución y que restringen la libertad de expresión no es más que muestra de que la comunicación social no es aceptada por el régimen y, por cualquier motivo, se trata de vulnerar las libertades. Estas actitudes, de hecho son un enfrentamiento a la libertad de pensamiento que es la fuente originaria de la libertad de expresión y no es dádiva de nadie y ni siquiera de los textos legales que rigen en el país.
Hay un hecho fundamental que el Gobierno y su entorno no toman en cuenta: Todos ellos son, de una u otra manera, resultado de la libertad de expresión porque en base a ese derecho se informa, analiza y opina sobre lo que dicen y hacen. Ellos son, de todos modos, fruto de esas libertades como lo han sido los gobiernos que se han sucedido en el país. Al respecto, ninguna autoridad se ha preguntado: ¿Qué sería de los políticos que conforman el gobierno y la oposición - cuando la hay - sin los medios de comunicación? ¿Alguien los conocería y les daría la importancia que, a diario, se les dá?.
En política partidista y en toda actividad que adquiere relieves de importancia, ésta condición no sería tal sin los medios de comunicación que creen, de todos modos, en los deberes de informar, analizar y opinar. Toda doctrina política, social, económica o de cualquier índole ha adquirido relevancia, importancia y fortalezas sólo por la comunicación social y no por sus propios medios porque, si el mérito es propio, ¿cómo lo darían a conocer y quiénes les daría la importancia que adquieren?.
Si el anterior análisis lo llevamos a niveles de los tres Poderes del Estado - Legislativo, Ejecutivo y Judicial - ¿serían suficientes los informativos o pasquines o pregones que se lancen en plazas y calles para darse a conocer y para que el pueblo tome conciencia de lo que se está haciendo? ¿No son los medios de comunicación los que difunden toda actividad política, social, económica, cultural, deportiva, etc.,etc.?.
Vulnerar la libertad de expresión es atentar contra la libertad de pensamiento y, restringirla, criticarla hasta con términos inconvenientes y que niegan la misión y trabajo de los medios, es atentar contra el propio derecho que, en los cargos que se cumplen en la administración del Estado, a través de los tres poderes, también es una forma de comunicación, de expresar lo que se piensa, analiza, juzga y se da a conocer. Finalmente, para la egolatría de los que tienen poder, ¿que sería de ellos sin los medios de comunicación? Corresponde, pues, que se tomen en cuenta verdades que establecen las reglas morales y las leyes, y se las respete como derechos inviolables.
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