La vida heroica y contradictoria de Santa Cruz, rodeado de enemigos
05 ago 2019
Adhemar Ávalos Ortiz
Después de unos meses de inestabilidad política, en 1829 fue nombrado Presidente por la Asamblea Nacional el Mariscal Andrés de Santa Cruz, convirtiéndose en la figura central del período independiente al constituirse en principal forjador y organizador del Estado boliviano, además de ordenador e instructor en tácticas napoleónicas del Ejército Boliviano. Bolivia vivió su época de mayor esplendor durante su gestión. Este periodo se caracterizó por un gran desarrollo económico y avance político y social, el mayor de la historia boliviana. Tras el fin de la influencia colombiana en Bolivia, este país se vio amenazado en caer en la anarquía. Santa Cruz, que se hallaba en Chile, pidió permiso al Congreso peruano para asumir dicha investidura, lo que le fue concedido.
En la práctica, Santa Cruz gobernó sin medirse mucho, pero lo hizo por razones de Estado en el sentido de Maquiavelo, pero nunca fue un interesado en el poder, creía seriamente en un País grande. Tuvo enemigos peruanos (Gamarra y Orbegoso), chilenos (Portales y Bulnes) y argentinos (Juan Manuel de Rosas), pero también bolivianos como José Miguel de Velasco, Bélzu y Melgarejo, militares mediocres que por haber participado en la lucha independista se creían con un derecho supino a gobernar el País, además de otros mediocres. Le hicieron un daño horrible a Bolivia. Santa Cruz era muy duro y su error fue no conciliar, de diplomacia sabía muy poco.
En la práctica, Santa Cruz gobernó sin medirse mucho, pero lo hizo por razones de Estado en el sentido de Maquiavelo, pero nunca fue un interesado en el poder, creía seriamente en un País grande. Tuvo enemigos peruanos (Gamarra y Orbegoso), chilenos (Portales y Bulnes) y argentinos (Juan Manuel de Rosas), pero también bolivianos como José Miguel de Velasco, Bélzu y Melgarejo, militares mediocres que por haber participado en la lucha independista se creían con un derecho supino a gobernar el País, además de otros mediocres. Le hicieron un daño horrible a Bolivia. Santa Cruz era muy duro y su error fue no conciliar, de diplomacia sabía muy poco.
La Confederación Perú-Boliviana, auspiciada por Santa Cruz y muchos peruanos, no logra consolidarse debido a que Chile, la Confederación Argentina y peruanos contrarios a Santa Cruz se oponen a su conformación. Entre 1837 y 1839, se suscita la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana. En la primera fase de la guerra, la Confederación sale victoriosa frente a la invasión Argentina-Chilena, produciéndose la retirada de las fuerzas enemigas y la firma del Tratado de Paucarpata. En la segunda fase, el Ejército Unido Restaurador compuesto por chilenos y peruanos contrarios a Santa Cruz, se produjo la Batalla de Yungay que define la disolución de la Confederación Perú-Boliviana en 1839 y el derrocamiento de Santa Cruz. Las fuerzas del gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas también intervinieron contra la Confederación por ser refugio de sus opositores políticos, los unitarios. Bolivia con el Mariscal alemán Otto Felipe Braun como Comandante, concentró sus tropas en Tupiza y a fines de agosto de 1837 ingresó en la Provincia de Jujuy, derrotándolos en varias batallas, la última fue Montenegro.
El establecimiento de la Confederación Perú-Boliviana, así como la figura de Santa Cruz como su máxima autoridad, generó el descontento de los gobiernos de Chile y de Argentina, pero mucho más del primero que del segundo. Aduciendo una serie de pretextos, el Gobierno chileno declaró la guerra a la Confederación (26 de diciembre de 1836). Los chilenos enviaron hacia el Perú una primera expedición, llamada "Restauradora" y que estaba al mando del almirante Manuel Blanco Encalada, y con el apoyo de los emigrados peruanos opositores de Santa Cruz, encabezados por el general Antonio Gutiérrez de la Fuente. Tras desembarcar en Islay y ocupar Arequipa, los restauradores no recibieron el apoyo de la población y fueron cercados por las fuerzas confederadas al mando del mismo Santa Cruz. Ambas partes celebraron un tratado de paz, denominado Tratado de Paucarpata (17 de noviembre de 1837), por la cual Santa Cruz dejó volver a su patria a los chilenos, a condición de que reconocieran la Confederación. Los restauradores decidieron entonces cambiar el escenario de la lucha. Se retiraron al Callejón de Huaylas, en el norte del Perú, donde se aprovisionaron y reorganizaron. Tras un primer encuentro indeciso en Buin, los confederados, con Santa Cruz a la cabeza, fueron definitivamente derrotados en la batalla de Yungay (20 de enero de 1839).
Este confinamiento provocó las protestas de los gobiernos de Ecuador, Francia e Inglaterra, por lo que tras un nuevo acuerdo entre Chile, Bolivia y Perú se dispuso que Santa Cruz abandonara suelo americano y partiera hacia Europa (17 de diciembre de 1845). El Prócer murió en Francia pero su presencia como el único Estadista boliviano quedó vigente para siempre.
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