EE.UU. paso a paso con Bolivia

Si hay algo que interesa a nuestro país, aunque así no se quiera entender políticamente, es el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, para ampliar y recuperar ciertos beneficios de orden económico que están suspendidos y ocasionan perjuicios a importantes sectores productivos nacionales.

El caso es que mientras se dan algunas posibilidades para eliminar las causas que dieron paso a una reacción gubernamental en defensa de nuestra soberanía, persisten otras que ponen en retroceso ciertos avances y desde hace tiempo no se concreta el anunciado restablecimiento de relaciones, con la designación de embajadores y por supuesto la regularización de varios acuerdos con beneficios comunes, naturalmente de mayor alcance para nuestro comercio internacional.

No faltan exabruptos de algunas de nuestras autoridades, especialmente las que encabezan el sistema, denunciando de intromisión al gobierno del norte en algunas de las actividades políticas, las que en el último tiempo son las que prevalecen y motivan los más variados comentarios, cuando no comulgan con lineamientos oficiales.

La situación así marcada es propicia para que, además de las principales autoridades, cualquier funcionario político tenga la opción de lanzar epítetos en contra de la política norteamericana, cuando en realidad, se trata de buscarle como alguien decía "tres pies al gato", lo que implica, culpar, molestar sin tener razones valederas para hacerlo.

Pese a tales circunstancias, con mayor habilidad diplomática y experiencia política, desde el nivel representativo de EE.UU. vigente en el país, propiamente una delegación comercial, se han intentado formas y circunstancias de acercamiento con nuestro Gobierno aunque sin muchos resultados prácticos, empero en pasados días estuvo de visita en nuestro país el Vicesecretario de Estado Adjunto para el Hemisferio Occidental de EE.UU. Kevin O, Reilly, quien se interiorizó de varios asuntos, compartió con la prensa y señaló enfáticamente que su país mantiene un diálogo con el Gobierno boliviano y espera mantener y profundizar tal situación con las autoridades bolivianas, para lo que "vamos paso a paso y trabajando en campos como el comercio, el intercambio educativo, y observamos muchos intereses comunes".

Algo que descartó el alto funcionario estadounidense es "cualquier injerencia en el proceso electoral del próximo mes de octubre, insistiendo en que su gobierno no tiene el menor interés de inmiscuirse en asuntos internos del Gobierno boliviano", aclaró que hay un trabajo en busca de una relación bilateral positiva, respetuosa y sin agravios y que en ese contexto su nación "respeta el derecho soberano del pueblo boliviano a decidir su rumbo futuro a través de un proceso democrático, transparente y sin interferencias". El Vicesecretario Kevin O. Reilly, fue contundente al señalar que "Estados Unidos no apoya ni a candidatos ni a partidos políticos", reiterando el compromiso de su gobierno por lograr una relación más fuerte que deberá continuar con el gobierno que sea electo en octubre.

El marco actual de las relaciones de Bolivia con Estados Unidos, tiene cierta relación con las actividades que se cumplen en la lucha antidroga que se desarrolla en nuestro país, sugiriendo "atacar más a la producción excedentaria e ilegal de la coca". Bajo ciertas premisas que han sido expuestas por el alto comisionado del gobierno de Donald Trump, se esperaba que las relaciones puedan fructificar y se llegue a una feliz conciliación de criterios, que restablezca las relaciones y los acuerdos, suspendidos desde 2008. Este puede ser un tiempo propicio para ese objetivo, según se observó en las instancias diplomáticas en acercamiento.

Fuente: LA PATRIA