Coipasa y la esperanza del litio

Oruro como colectividad que comparte una identidad específica tuvo momentos de auge y caída propios de los factores geográficos de cada región. Hace 60 años la región era una de las grandes referencias del desarrollo nacional, pero años después le tocó vivir un bajón fuerte en el dinamismo de su minería y la consecuente reducción de sus ingresos.

Lo que ocurrió en el pasado sirve como antecedente, porque de modo parecido a Potosí, los recursos generados por la minería no fueron utilizados en la creación de una infraestructura industrial que hoy sea la base de la economía regional. Hoy las perspectivas no se muestran muy promisorias por falta de previsión y visión de gobiernos civiles, pero sobre todo militares.

No cabe duda que desde principios de siglo, y con la sola excepción de la Revolución del 52, en el país prevalecía una mentalidad de sobrevivencia. Tal era el grado de pobreza material y mental que a lo sumo sólo se apuntaba a que los trabajadores perciban un salario con el cual poder pasar el día a día, cubriendo sus necesidades más apremiantes.

Años de cotidiano subsistir, con el agua hasta el cuello y a lo sumo esperando llegar al último día del mes con algunos billetes en el bolsillo. Años de pesimismo y desánimo popular y cuando las palabras progreso y desarrollo sólo aparecían en la boca de políticos e intelectuales y profesionales excesivamente optimistas.

Para bien del país, ese oscuro y aciago período de la república, empieza a quedar atrás, y en medio de marchas y contramarchas Bolivia empieza a vivir un periodo con más mirada a futuro y porque con el hastío de años anteriores, surgió - entre mestizos, indígenas y blancos- una generación de hombres y mujeres con capacidad de rebeldía y construcción.

En este nuevo momento se desempolvan ideas, proyectos que van más allá de la idea de la sobrevivencia. Ya no somos un país que para llegar al siguiente mes debe levantar un sombrero desplegado y pasarlo delante de la cooperación internacional.

En este contexto vuelven a tomar fuerza proyectos que devuelven fe y esperanza sobre todo a Potosí y Oruro. Ahora se empieza a hablar del litio de Coipasa ubicado en Oruro, como proyecto con alto grado de factibilidad y que según expertos tiene menos litio que el salar de Uyuni, pero con mayor grado de concentración y potencia.

Por esa razón el ministro orureño de Medio Ambiente y Agua, Carlos Ortuño sostuvo en pasados días: "El futuro de Oruro ya no será sólo la minería tradicional, sino la nueva minería, que explotará el litio y otros no metálicos que está en grandes cantidades en el salar de Coipasa".

Entonces el litio de Coipasa cobra vida, porque autoridades de gobierno anunciaron hace pocas semanas que en cuatro meses se firmará la constitución de la empresa mixta que estará a cargo de la implementación del complejo industrial del Salar de Coipasa y hasta el 2024 estaría instalado el complejo de industrialización de ese salar ubicado en el sur de Oruro.