TAMBOR VARGAS

Ayopaya, tierra de montañas y valles, con quebradas hondísimas de ingreso a los feraces valles del sur de La Paz, miles de mujeres y hombres, hartos de la tiranía del despotismo colonial, decidieron la lucha contra el poder real, sobrevivientes de otras campañas de la "guerra a muerte", comerciantes, indígenas de todas las edades, trabajadores, peones, patrones arruinados, curas, etc., todo el pueblo unido por un ideal en lucha, el de pelear por la patria, una patria propia.

Corría el año 6 de la guerra de la independencia alto peruana, (de los 16 que duraría) el poder de los ejércitos realistas, ahora reforzado por experimentadas tropas provenientes de las campañas napoleónicas en Europa, así como de veteranos peninsulares de la guerra irregular en contra de las tropas francesas y por tanto expertos en combate contra grupos irregulares, amén del refuerzo de miles de indígenas del Perú, adictos a la causa realista, acabaron con casi todos los líderes de las revueltas en el Alto Perú, siendo completamente vanos los intentos de auxilio desde Buenos Aires y nada parecía impedir que las huestes del Rey acaben con la independencia del Río de La Plata y el Paraguay.

Entonces el pueblo en armas luchó en cada palmo del territorio, siendo el lugar icónico e invencible la zona de Ayopaya, una lucha desesperada contra los más poderosos ejércitos del Rey de España en las Américas, lucharon con todo lo que pudieron, un pueblo inerme y desarmado no tenía posibilidades de victoria, o al menos no de una victoria convencional.

Débiles, acosados, perseguidos, lo patriotas ingeniaron un nuevo tipo de guerra, una guerra asimétrica, las planicies, montañas, selvas, valles y quebradas de la hoy Bolivia vieron él; nacimiento de la guerra de guerrillas.

Miles de combates, masacres, proezas de valor, ingenio militar, milagros logísticos, una historia que quedaría en el anonimato total, como lo es hasta ahora para la mayoría de la población, una historia que decidió la independencia de la hoy Bolivia, la historia de los tiempos más sangrientos y también más heroicos, que forjaron nuestra patria.

Esta historia fue narrada por el orureño José Santos Vargas en su Diario de un Comandante de la Independencia o Diario del tambor Vargas, un documento único en su tipo a nivel continental.

Vargas, nacido en Oruro estuvo presente en los acontecimientos desde el inicio de la guerra, registrando sus avatares en el diario vivir de la fragorosa campaña de la independencia y el nacimiento de la nueva patria que se forjó en la dramática guerra de 16 años.

Habiendo aprendido a leer y escribir en su niñez, narró los sucesos de Oruro, La Paz y sobre todo Ayopaya, cuyos guerrilleros derrotaron una y otra vez al ejército español manteniendo la zona libre del poder real, luchando hasta el final de la campaña, adelantándose al Mariscal de Ayacucho en la liberación de la ciudad de La Paz.

Cuanto de la historia, cuánto de los acontecimientos, hubiese quedado ignoto de no ser por su pluma, ¿acaso las generaciones posteriores, incluyendo la actual, sabrían cuánto le costó a Bolivia obtener su independencia?

La tierra de Oruro dio vida al prócer, héroe por su lucha y héroe por transmitir al futuro la crónica de una guerra que propició la creación de la patria boliviana, Bolivia es el resultado de la voluntad colectiva de su gente, la voluntad que permitió sostener una brutal guerra de 16 años contra el poder del rey, la voluntad que permitió la preservación del actual territorio nacional, la voluntad que hizo que en total adversidad e inferioridad de condiciones el soldado boliviano siempre se haya hecho respetar, la voluntad de los que siempre se rebelaron contra la injusticia, la voluntad de quienes le devolvieron la democracia al país y , la voluntad que marca la lucha de quienes creen en un mejor mañana.

Quizás el Comandante Vargas (es el héroe orureño quien merece ser llamado Comandante y no un barbudo invasor que mal murió en la higuera) no sabía del significado de sus escritos, o quizás si lo intuyó, que la lucha que libraban lo hacían no sólo por ellos ni siquiera por toda la naciente patria, sino por el futuro.

Es así que la guerra de los 16 años transmitida por la pluma de Vargas, fue la guerra que conquisto el futuro.

(*) Asambleísta Orureño