Estamos en el segundo semestre y es oportuno recordar a nuestras autoridades que ya no se puede seguir viviendo en medio del ostracismo al estar excluidos de todo plan de desarrollo.
El señor Gobernador y el señor Alcalde Municipal, deben mostrar ante el pueblo un verdadero trabajo que contemple amplio conocimiento de nuestras necesidades, actuar con responsabilidad en el ejercicio de sus funciones y mantener el concepto de estabilidad para recuperar el valor de ser permanentes nexos de unión en la lucha por mejorar el estándar de vida.
Ambas personalidades no pueden olvidar que Oruro, a lo largo de su historia, se caracteriza por ser una tierra donde el espíritu de trabajo no descansa y siempre tiene, entre sus hijos, a emprendedores del desarrollo integral de la población.
En ese afán no solo don Víctor Hugo Vásquez y Saúl Aguilar, sino todos mostremos nuestro tesón y constancia de que haya mejores días para el terruño, dando cabida al impulso de programas que sean el fiel reflejo del crecimiento económico departamental.
En ese afán no solo don Víctor Hugo Vásquez y Saúl Aguilar, sino todos mostremos nuestro tesón y constancia de que haya mejores días para el terruño, dando cabida al impulso de programas que sean el fiel reflejo del crecimiento económico departamental.
Volquemos nuestra vista a todo aquello que permita concretar el reactivamiento de la minería, algo que no puede quedar al margen, conociendo que ese esfuerzo permitirá generar mayor cantidad de regalías en favor de la región.
Hagámos eco de que la economía productiva nacional se basa en la actividad minera, lo cual abre la posibilidad de obtener una inversión privada que optimice el franco deseo de convertir a Oruro en el eje central del desarrollo del sector occidental de Bolivia y quedar a la par con el oriente.
Nunca se debe neutralizar la generosa oferta de traer capitales del exterior para hacer realidad una serie de industrias en la ciudad y el departamento.
A propósito de ello, conforme se registra en ediciones de LA PATRIA, en años pasados hubo una etapa interesante para instalar fábricas, incluso ensambladoras de vehículos en el sector Este de la capital, camino a Vinto, todo en base a recursos provenientes de consorcios capitalistas internacionales.
En ese periodo, jugó papel de fundamental importancia la Corporación Regional de Desarrollo (Cordeor), cuyos ejecutivos, siguiendo normas directrices, posibilitaron el interés de inversores para hacer de nuestra ciudad la verdadera Capital Industrial de Bolivia.
Para mal de nuestros pesares ese emprendimiento quedó trunco al desaparecer la entidad desarrollista producto de consignas políticas de las cuales nos seguimos lamentando.
Sin embargo; en esta época, rememorando esos tiempos, es importante retomar ese camino porque Oruro lo necesita, aspecto que nos lleva a pensar en saber elegir y tener nuevas autoridades locales que sientan en lo más profundo de su ser, el amor a este girón de la patria, teniendo en sus manos la crispación dichosa del trabajo.
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