Protestas con medidas de presión

Entre las muchas formas de protesta que han establecido los sectores sociales del país, se contaban la huelga de brazos caídos, más radical la huelga de hambre, las marchas forzadas, luego se introdujo el bloqueo de calles o caminos y algo interesante del último tiempo, es el paro�?movilizado, es decir que se detiene la actividad de algún sector, pero sus dependientes ocupan lugares estratégicos para que su medida de protesta�?se sienta.

De cualquier modo, la medida implica la suspensión de labores, en muchos casos rompe la instancia de diálogo y mayormente, altera el movimiento de las actividades citadinas, convirtiéndose en una medida que evidentemente pone en vilo a ciertas autoridades, porque además de suspender labores, activa movilizaciones que justifican eso del "paro movilizado".

Por qué tocamos el tema, sencillamente porque de un tiempo a esta parte, casi diariamente y no es ninguna exageración, se altera la convivencia ciudadana debido a que varios sectores sociales y cada cual con sus propias motivaciones marchan por las calles, bloquean muchas esquinas, con preferencia las del centro de la ciudad y las de la Plaza Principal, interrumpiendo el tránsito de vehículos y el tráfico de ciudadanos en buena parte de la ciudad.

Si bien se mencionan los "paros movilizados", con mucha gente en paro de labores pero cumpliendo la consigna de alterar el desarrollo de las tareas habituales de la comunidad, logran su objetivo cuando además y de manera especial ciudadanas mujeres, toman las esquinas, se sientan en las calles, bloquean intersecciones claves del casco viejo y de verdad esa labor que implica cierto sacrificio personal, pero mucha voluntad de los movimientos sociales, alcanza objetivos que se traducen en reuniones y la firma de convenios que ponen punto final a las movilizaciones.

La ciudadanía común, la que sufre el efecto de las protestas sociales, se pregunta el por qué las autoridades esperan que venzan plazos, que se rompa el intercambio de ideas y que se desaten las medidas de presión, para atender requerimientos que por lo observado pudieron ser resueltos oportunamente en ambientes de entendimiento y conciliación, sin perjudicar ni a las instituciones y mucho menos a la colectividad.

El resultado de cualquier movilización, tiene que ser obligadamente la atención de ciertas demandas sociales, como se vea cada caso tiene sus puntos en pro y en contra de los sectores en "pugna transitoria", entendiendo que al final del enfrentamiento, quiérase o no, siempre hay un perdedor y no es precisamente el sector social, lo que demuestra que los problemas tienen origen, crecen y revientan por falta de oportunas soluciones, no se estudian las demandas en un marco de entendimiento, no se facilita el diálogo y no se practica un programa de "previsión social" que en todo caso evitaría la frecuente reacción de las clases sociales demandando servicios y atención a sus necesidades.

Tiene algo de cierto la opinión de algunos observadores del fenómeno social latinoamericano, pero con una especial característica boliviana, que como lo han dicho es parte de la idiosincrasia de un pueblo inconforme, rebelde, pero al mismo tiempo de paciencia limitada, por lo mismo exigente llegado el momento de lograr soluciones al influjo de las medidas de presión, con su modelo inédito en otras latitudes, el paradójico paro movilizado.

Fuente: LA PATRIA