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Domingo 14 de julio de 2019

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Cultural El Duende

Un hito historiográfico olvidado e incomprendido: Ramiro Condarco Morales

14 jul 2019

Raúl E. Condarco Zenteno

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Considerado un polifacético intelectual, un filósofo humanista que aportó a la historia, cultura, antropología, biografía y otros, no fue comprendido como el idealista y revisionista histórico, el crítico y reconstructor de nuestros orígenes desde otro punto de vista, el que pretendió el cambio del paradigma histórico nacional.

Los Condarco como familia ha dado varios intelectuales en diferentes ámbitos, en el caso concreto del "tío Ramiro", heredó la pasión de su padre, Lisandro Condarco Sierra, por el estudio del origen étnico boliviano -"Diccionario de topónimos originales de Bolivia 1953-1956", inédito-, las culturas iniciales los "Urus" y los "Chipayas".

En el caso nacional, consciente que nuestro Estado fue y es multicultural, se centra en el estudio de los orígenes humanos en el altiplano, para seguir hacia los valles y los llanos, base de "Protohistoria Andina-Propedéutica" y "El escenario andino y el hombre. Ecología y Antropología de los Andes Centrales", magistral obra en la que crea el concepto de "simbiosis inter-zonal" a partir de la movilidad de los campesinos en los diversos pisos ecológicos como base para un intercambio con fines alimenticios y económicos para su subsistencia.

En el caso nacional, consciente que nuestro Estado fue y es multicultural, se centra en el estudio de los orígenes humanos en el altiplano, para seguir hacia los valles y los llanos, base de "Protohistoria Andina-Propedéutica" y "El escenario andino y el hombre. Ecología y Antropología de los Andes Centrales", magistral obra en la que crea el concepto de "simbiosis inter-zonal" a partir de la movilidad de los campesinos en los diversos pisos ecológicos como base para un intercambio con fines alimenticios y económicos para su subsistencia.

Mas, el hito histórico reconstruido, estudiado y analizado -"Zárate, el temible Willca. Historia de la Rebelión Indígena de 1899"-, además de escasamente divulgado, no ha sido comprendido en su verdadera dimensión de la forma de reescribir la historia nacional, el antes y el después de cómo debemos proyectar nuestro pasado para forjar un nuevo presente -alejándonos del uso político de la historia-, basado en el respeto a la neutralidad y espíritu crítico en relación a las fuentes consideradas básicas en el trabajo del historiador.

Calificado como filo indigenista por algunos intelectuales, no se comprendió que sus ideas y escritos reflejaban profundos conocimientos sobre los temas que trataba -que le valiera entre otros, los calificativos de "excéntrico" o "raro"-, y que solo se doblegaba ante quien científica y documentalmente le demostrara lo contrario. Ramiro Condarco trató de abordar la mayor cantidad de temas históricos que pudo, fue contrario a ingresar en la fácil diatriba hacia las personas y sus actuaciones, sin que por ello no fuese implacable en la crítica y defensa de quienes, bajo los entonces nacientes criterios de la historia oral, adoptaron dichas posiciones.

El debate suscitado en 1984 en el que intervino a partir de la película "Amargo Mar", por la imprecisión de los datos históricos que se manejaron en la misma -además que le valió una serie de diatribas-, fue otro de aquellos "arranques intelectuales", no contra la desmitificación de la historia "porque ello mejora nuestra autoestima", como acabaron concluyendo muchos de los defensores de "dicha forma de revisionismo histórico", sino porque no siguieron un método de investigación histórico-científico, la aplicación de una filosofía de la historia -el desarrollo y las formas en las cuales los seres humanos crean la historia-, porque, no es simplemente registrar hechos y acciones -muchas veces supuestos-, debiendo tratar de comprenderse las situaciones del pasado en su contexto, causas y consecuencias, para vislumbrar de mejor manera el presente -algo que políticamente no es conveniente.

Comprendió y aplicó el principal objeto de la historia: verificar la evolución y transformación de la sociedad boliviana en el tiempo, sus causas y consecuencias, dar las pautas para un análisis racional de ella, una catarsis a la que pocos están dispuestos, ya que es preferible seguir manteniendo la teoría extranjera de la "Dramática insurgencia de Bolivia", que siempre permite a los diferentes gobiernos mostrarse como los que reivindican a una sociedad trágica a una venturosa a partir de una ética que requiere de una disciplina filosófica que cale en cada uno de los bolivianos, que definitivamente ya es historia.

El "tío Ramiro", en la época agitada política e intelectualmente que le tocó vivir, más allá de su gran producción bibliográfica buscó la unión, entendimiento y comprensión nacional, el respeto a nuestros estudiosos e investigadores sin importar su procedencia regional o étnica. Trató de establecer nuestras nociones comunes de cómo percibimos el mundo, la sociedad y la interpretamos, encontrar y lograr lo que nos une antes que lo que nos separa, predominando su humanismo, el comprender a nuestros ancestros, con sus grandezas y flaquezas, la narración real, el equilibrio fundamental no idealizado, sino serio, histórico y efectivo, la colaboración humana más allá del hoy idealizado ayllu, posición por la que no tuvo el menor interés de participar en la política.

Su especial carisma intelectual solo lo pudieron sentir quienes compartieron con él, para los que leen sus obras, dependiendo cuáles, lo apreciarán en la materia de la que trata, al igual que quienes lo estudian. Lo complejo es comprenderlo en su amplitud, apreciar su atractivo como quien sentó las bases de hacer una nueva historia nacional. Proseguir la senda de sus estudios y teorías inconclusas es una obligación, proseguir con una corriente historiográfica nacional que debemos valorarla y profundizarla, misión que no solo dejó a "sus sobrinos", sino a todos aquellos que son amantes y apasionados por esta difícil labor de estudiar, analizar e interpretar la historia de una manera diferente, no solo para nuestro crecimiento propio, sino fundamentalmente, para el de las nuevas generaciones y las venideras.

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