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Domingo 14 de julio de 2019

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Cultural El Duende

Ramiro Condarco: Escritor polifacético y creador del concepto de Simbiosis Interzonal

14 jul 2019

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(Fragmento)

Heredero de una notable tradición intelectual, Ramiro Condarco Morales nació en Oruro el 7 de octubre de 1927. Estudió en su ciudad natal y tempranamente sus inquietudes tomaron la forma de un cristal bifronte donde cada cara apuntaba a campos diversos: de un lado la literatura, del otro la antropología y la historia. En Bolivia, donde no existía una academia que canalizase esa vocación, los jóvenes estaban predestinados a estudiar las carreras de medicina o derecho. Don Ramiro -como lo llamábamos respetuosamente quienes fuimos sus estudiantes y compartimos sus intereses y amistad- no pudo sustraerse a ese destino, recibiéndose de Licenciado en Derecho, Ciencias Políticas y Sociales en 1952. Poco antes de graduarse se dedicó, entre 1945 y 1948, a intercalar las expediciones en las pampas del altiplano como miembro fundador de la Sociedad Geográfica e Histórica de Oruro. Antes de esos viajes le sucedieron incursiones hacia los valles de los departamentos de La Paz y Cochabamba, que le permitieron adentrarse en la dinámica socioeconómica de las sociedades agropastoriles de habla quechua y aymara en las propiedades de sus familiares. Tales experiencias se tradujeron en la formulación de un concepto nodal: Simbiosis Inter-Zonal en la Economía Andina.

Heredero de una notable tradición intelectual, Ramiro Condarco Morales nació en Oruro el 7 de octubre de 1927. Estudió en su ciudad natal y tempranamente sus inquietudes tomaron la forma de un cristal bifronte donde cada cara apuntaba a campos diversos: de un lado la literatura, del otro la antropología y la historia. En Bolivia, donde no existía una academia que canalizase esa vocación, los jóvenes estaban predestinados a estudiar las carreras de medicina o derecho. Don Ramiro -como lo llamábamos respetuosamente quienes fuimos sus estudiantes y compartimos sus intereses y amistad- no pudo sustraerse a ese destino, recibiéndose de Licenciado en Derecho, Ciencias Políticas y Sociales en 1952. Poco antes de graduarse se dedicó, entre 1945 y 1948, a intercalar las expediciones en las pampas del altiplano como miembro fundador de la Sociedad Geográfica e Histórica de Oruro. Antes de esos viajes le sucedieron incursiones hacia los valles de los departamentos de La Paz y Cochabamba, que le permitieron adentrarse en la dinámica socioeconómica de las sociedades agropastoriles de habla quechua y aymara en las propiedades de sus familiares. Tales experiencias se tradujeron en la formulación de un concepto nodal: Simbiosis Inter-Zonal en la Economía Andina.

Marcan su vida distintos ritmos signados por los avatares, pero sobre todo la persistencia, continuidad y linealidad en la dedicación completa a la escritura y publicación con su propio capital, debido a la ausencia de respaldo, inexistencia de institucionalidad y abandono estatal. En 1952, inaugura una larga carrera en la docencia cuyo fruto fue el fortalecimiento de las ciencias sociales, geológicas e históricas bolivianas. En 1972 se dedicó, junto a otros, a la creación de la primera carrera de historia en la Universidad Mayor de San Andrés, donde la cátedra de prehistoria hasta 1987. Posteriormente propuso cambios estructurales en el currículo académico que no siempre fueron comprendidos, lo que lo indujo, en un acto de sabiduría y lucidez, a retirarse de este ámbito. En los años ochenta planeó la creación de las carreras de arqueología y antropología. Sentía la urgencia de formar profesionales en esos campos donde se advertía una nítida dependencia de los investigadores extranjeros, y por ello se lanzó a la hazaña de fundar la carrera de antropología en la Universidad Técnica de Oruro y la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz. Tal constancia por la educación devino del influjo familiar, de sus entrañables hermanas Albertina y Laura, consagradas a la enseñanza, y que le llevó además a concebir una pequeña empresa editora familiar para difundir su obra polifacética.

Un examen rápido de sus obras basta para advertir al trabajador infatigable que recorrió, por nosotros y antes que nosotros, el camino que lo apartó del oportunismo en el conocimiento y la carrera académica; ello se revela en la caracterización temprana realizada por sus críticos quienes lo califican de "investigador responsable", "honesto buceador de la historia", personaje "excéntrico, raro" y, finalmente, "el científico del siglo XX" en Bolivia. Muchos de sus colegas lo percibieron como retraído por los prolongados períodos en que se mantuvo al margen de la vida intelectual y social, dejando escasos fragmentos de convivencia como miembro de número de las Academias Boliviana de la Lengua, de la Historia y de la Academia Nacional de Ciencias. Este referente manifiesta el comportamiento de un hombre que se recogía en sí mismo y ahondaba en examinarse a sí, fiel a la antigua noción de epimeleia heautou, vale decir, fiel al ejercicio que consiste en someterse a la punzada del agujón plantado en la carne de los hombres y, que corresponde -parafraseando a Michel Foucault- a exhibirse en la existencia porque se trata de un principio de agitación, un principio de movimiento y un principio permanente de la vida.

Publicó 20 libros, dejó 10 textos inéditos y centenares de artículos dispersos en prensa, pero limitados artículos científicos debido a que en Bolivia muchas de las principales revistas -como Khana, Pumapunku o Pukara- eran órganos que privilegiaban la filiación política partidaria de los autores. Los poemarios, su género predilecto, han punteado su vida, pues la poesía es "una actividad que trabaja con el lenguaje, como otras trabajan con los acontecimientos": Cantar del Trópico y la Pampa y, Mares de Duna y Ventisquero (1948). Veintisiete años después emergió la novela de ficción Zedar de los Espacios (1975); finalmente hacia 1989, Madre Alba y Poemas Lineales. Más un Bouquet de Luz para Yulena. No obstante esta recurrencia poética, la mayoría de sus libros se adscriben a la historia, la antropología y arqueología. Debutó en el campo de la historia con una obra que hoy constituye un clásico de los movimientos indígenas de liberación en los Andes: Zarate: El "Temible Willka". Historia de la Rebelión Indígena de 1899 cuya primera edición en 1966 -cuando no se había institucionalizado la enseñanza de la historia como disciplina- fue subestimada por la historiografía boliviana de la época. No obstante, conforme a lo manifestado por el literato boliviano Carlos Castañón Barrientos, se trata de "uno de los libros más extraordinarios" de los últimos tiempos por su rigor, el manejo de fuentes y el trabajo de campo. La repercusión de la obra en el extranjero se hace sentir en 1984, cuando Condarco es invitado a dictar un ciclo de conferencias en la Universidad de Heidelberg acerca de los levantamientos indígenas bolivianos de los siglos XIX y XX.

En el contexto de país periférico, Don Ramiro se animó a editar un libro de carácter teórico denominado El Escenario Andino y el Hombre. Ecología y Antropología de los Andes Centrales (La Paz, 1971) donde plantea extensamente su modelo de simbiosis inter-zonal en la economía andina. Un año después, en el seno de la prestigiosa Universidad Hermilio Valdizan, el etnólogo rumano-estadounidense John V. Murra (1916-2006) acuña el concepto de "control vertical de pisos ecológicos" al exponer el modelo con evidencia etnohistórica. Los planteamientos de Condarco y Murra, son presentados conjuntamente en La teoría de la complementariedad vertical eco-simbiótica (1987). De esta circunstancia destaca el reconocimiento público de Murra acerca del planteamiento original de Condarco. Tal gesto se entiende porque en 1983 fue Condarco quien salió en defensa de Murra cuando se publicaron en el periódico Presencia numerosas críticas planteadas por el arqueólogo boliviano Carlos Ponce Sanjinés, quien era contrario al modelo de la simbiosis interzonal.

Ramiro Condarco Morales, fallecido el 15 de julio de 2009, nos ha legado una conciencia sobre el valor de la investigación histórica y antropológica pensada y practicada desde la periferia. Producir desde una ética rigurosa y una disciplina tenaz es la mejor herencia y, también, la mejor promesa de continuar transitando por las huellas dejadas en cada una de las interrogaciones, en cada una de las nociones propuestas, en cada uno de los poemas nacidos del gesto recurrente de volcar la mirada sobre sí mismo.

Carmen Beatriz Loza

De: Chungara, Revista de Antropología Chilena.

Volumen 42, N° 2, 2010.

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