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Domingo 14 de julio de 2019

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Revista Dominical

No juzgues un libro por su portada juzga a una persona por su corazón

14 jul 2019

Por: Alejandra Montecinos

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Carlos junto a sus compañeros son un claro ejemplo de que las apariencias engañan y que embarcarse a un viaje por tierras desconocidas sería la aventura más emocionante de sus vidas.

Un grupo de cuatro mochileros llegó a Oruro el 3 de julio por la noche, siendo este departamento su primera parada en Bolivia. Ellos arribaron de Chile, aunque su travesía comenzó en Argentina.

En un principio eran dos las mochileras, Michelle y Carla, quienes decidieron experimentar la vida de ruta recorriendo Sudamérica, desde Argentina hasta llegar a Venezuela, porque vieron su vida transcurrir trabajando ocho horas diarias detrás de un escritorio, sin saber si, algún día, podrían salir de su país y conocer todo aquello que existe más allá de la frontera; pese a la crisis económica que está sufriendo Argentina actualmente.

Carlos, por su parte, es un joven de aproximadamente 25 años de nacionalidad chilena, que tenía la curiosidad de ver con sus propios ojos las maravillas que albergan otros países en su interior.

Sebastián, por otro lado, tiene 24 años y es de nacionalidad colombiana, su viaje empezó porque, antes de formalizar su vida y buscar un trabajo estable, quería conocer otros países, ciudades y culturas diferentes a la suya, para tener anécdotas que contar a su familia cuando él sea mayor.

Sebastián, por otro lado, tiene 24 años y es de nacionalidad colombiana, su viaje empezó porque, antes de formalizar su vida y buscar un trabajo estable, quería conocer otros países, ciudades y culturas diferentes a la suya, para tener anécdotas que contar a su familia cuando él sea mayor.

SU VIAJE

La vida de ruta es, como los mochileros la definen, al hecho de viajar y conocer nuevos países, sin las comodidades a las que uno está acostumbrado, sin hoteles ni itinerarios establecidos, solo con una mochila y una pizca de capacidad de improvisación.

Como todo en la vida tiene un precio, los mochileros pasan muchas adversidades para recorrer los diferentes países de América Latina, ellos señalan que lo bueno es que en esta parte del continente no piden un pasaporte o una visa para cruzar los controles, pero exigen la cédula de identidad.

Cuando se toma la decisión de ser un mochilero, uno debe ser consciente que no vivirá con muchas comodidades, se duerme mayormente en carpas que ellos cargan en sus mochilas, los utensilios para dormir son los denominados sleeping bag (saco de dormir), una almohada que es utilizada en muy pocas ocasiones; entre otros artículos están el botiquín de primeros auxilios, implementos de aseo personal, linternas y, herramientas para elaborar las manualidades que ellos venden para sobrevivir.

Pasan por infinidad de dificultades, especialmente con los carabineros (policías), quienes, por su aspecto, los retiran de los sitios que ellos eligen para poder dormir, en su mayoría parques, rotondas o en uno que otro momento en una terminal, para que por el día puedan vender sus manualidades y de esa manera conseguir lo suficiente para poder mantenerse, además de conocer los lugares donde se encuentran.

En su vida de ruta, viajan gracias a la buena voluntad de la gente que los traslada hasta ciertos puntos, donde esperan que otro auto los pueda llevar hasta su destino. Su manera de tomar un carro es a dedo, mayormente se mueven en grupos de dos a tres integrantes, esto es definido por la cantidad que pueda subirse en la movilidad que los lleve (en Bolivia son muy escasas las movilidades que paran de esta manera por la poca costumbre que se tiene por esta forma de tomar un carro).

Actualmente, este grupo ya conoció dos países, donde se encontraron con el único mochilero boliviano que cruzó de sus fronteras, Iván, con quien se encontrarán en su siguiente destino, esto se debe a que, según la información que ellos manejan como una pequeña comunidad, no existen muchos viajeros de ruta bolivianos que salgan del país.

Bolivia es el tercer país que visitan, después de conocer algunas de las ciudades que tienen mucha cultura como Oruro, Potosí y La Paz irán a Perú continuando posteriormente su ruta a Venezuela, pese a la crisis que vive esa república, es considerada un tesoro natural.

LO TRISTE

Lo que es más difícil en esta vida que decidieron llevar, es la poca tolerancia de algunos ciudadanos de los países que ellos visitan, ya que existe mucha discriminación por la forma en que se visten, hablan y hasta cuando se acercan a una persona, se alejan y los evitan.

Han existido casos donde en las zonas francas los trataron, por su aspecto, como ladrones y hasta drogadictos, aunque trataron de explicar el porqué de su aventura, no fueron comprendidos. Sobre el tema, Carla señaló: "Dime si conoces a alguien que pueda viajar y conocer diferentes países, no existe, a menos que tenga mucho dinero, nosotros somos jóvenes y tenemos el deseo de cruzar las fronteras para tener algo que contar cuando seamos mayores".

A lo que Carlos y Sebastián añadieron: "No hacemos daño a nadie, han existido ocasiones que, como vivimos en la calle, hasta ayudamos a salvar a alguien de un asalto, somos artistas de ruta".

SU ARTE

Cuando inician su viaje, no solo conocen nuevos países, sino también a nuevas personas de las cuales aprenden a realizar muchas manualidades como manillas a macramé, collares, atrapasueños, llaveros, anillos de metal, además de conocer nuevas culturas.

Su arte es también para reciclar las cosas que ellos encuentran a lo largo de su camino como cuando encuentran una piedra o una semilla rara que utilizan para sus artesanías.

Para realizar esas coloridas manualidades lo único que se necesita es tiempo, perseverancia y ganas. Lo poco que ganan con la venta de estos objetos se destina para su alimentación y algunas otras cosas.

Otro tipo de arte que realizan, especialmente los hombres, son los malabares con diferentes objetos ya sean cuchillos, fuego, pelotas o pinos, para aprender estas habilidades requieren de mucho entrenamiento para no lastimarse, lo que ocasionaría la culminación de su viaje.

El mensaje que ellos nos dejan es que "es difícil, es arriesgado, pero al viajar se olvida todo, sientes una emoción única, descubres nuevos lugares. Nosotros somos personas jóvenes sin recursos para poder quedarnos en hoteles u hostales, queremos cumplir nuestro sueño, solo pedimos comprensión de la gente que cuando nos vea no tenga miedo, no somos criminales, somos artistas de la ruta".

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