La decisión del gobierno cubano, en consenso con la Iglesia Católica, de liberar a sus presos políticos fue un hecho muy razonable y sensato ya que un gobierno socialista no está para reproducir la maldad del capitalismo. Esas personas encarceladas por criterios diferentes de vida simplemente expresaban una visión distinta del mundo, a la que personalmente me opongo, pero no se debe condenar la opinión en ningún caso ni sentido, sino caeríamos en la barbarie del totalitarismo. Es absolutamente legítimo pensar diferente y el marxismo no existe para aplastar a lo que se le contrapone, sino para combatirlo con la palabra, con el discurso esclarecedor, con la magia del cambio verdadero y auténticamente liberador.
Marx se opondría radicalmente, como también Éngels y Lenin, a una serie de crímenes que a nombre del socialismo se cometen diariamente. Ellos pensaron en tal sentido y lucharon toda su vida, dedujeron que el comunismo nacía para dar luz y no para matar la idea noble. En este aspecto simple pero fundamental radicaba la esencia de su pensamiento.
Si en un tiempo se pensó que había que tener un ejército poderoso para defender el sistema socialista la realidad de la exURSS nos convenció de que era una concepción errada porque toda fuerza armada responde a realidades concretas y eso pasó en los años de la “perestroika” que de reforma revolucionaria no tenía nada, ya que se entregaron cínicamente, pero cargados de riquezas, los principios y se hizo posible el despojo de los héroes de la Gran Guerra Patria de 1941-1945. El exEjército Rojo se vendió a la barbarie y nulificó sus tradiciones de gloria, peor que en tiempos de Pedro el Grande, el Gran Zar Ruso, que todavía fue leal a su convicción de su país inmenso y próspero.
No obstante, el tema de Rusia solamente sirve de referencia en este contexto. En realidad, y en primerísima importancia, es fundamental la llamada Isla de la Libertad, Cuba, la que convocó a los mejores seres humanos, hombres y mujeres, del mundo para defenderla sin condiciones que fueron defraudadas. Nos preguntamos ¿Por qué Corea del Sur vive en la prosperidad y Corea del Norte se encuentra en el oscurantismo y ha pasado por etapas de hambre atroz que condenó a millones de personas al sufrimiento irreproducible? ¿Y este sistema se puede calificar de socialista?, ¡Imposible!, a no ser que sea una verdad de palo. Ya se lo expresó reiteradamente: “El sistema revolucionario socialista o comunista en sus etapas solamente se justifica si entrega a la gente una vida feliz”.
Cuba cayó en su propia mediocridad. Ciertos logros en salud y educación no tapan un muro oscuro, el de la intolerancia. No puede existir socialismo sin libertad y comprensión por el ser diferente. Y ni siquiera por toda la simpatía que tenemos por un proceso lleno de ideas bellas, debemos ocultar sus tremendas falencias a título de enfrentarse al capitalismo norteamericano ya caduco.
El bloqueo no debe seguir justificando el ahogamiento de la expresión, sea la que sea, porque estaríamos solamente convertidos en reproductores del sistema que tanto condenamos y odiamos. Cuba ha perdido el rumbo por obra y gracia de su dirigencia dogmática.
El verdadero socialismo y su versión última, el comunismo, solamente pueden subsistir y realizarse en la verdadera libertad que respeta la opinión distinta aunque no la compartamos, por más que sea aberrante y diferente a nuestras más preciadas concepciones. Y la Revolución volverá más adelante pero quizás ya no seamos protagonistas y nuestros hijos nos sustituyan en una Gesta distinta a nuestras preocupaciones actuales.
(*) Politólogo
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