El anuncio de la aplicación de una nueva política de control aduanero en el país motiva preocupación en la región por la supresión de la Aduana de Pisiga lo que perjudicará el desarrollo económico y productivo de Oruro, más aún si se quiere ejecutar el proyecto Puerto Seco y establecer el primer corredor biocéanico.
La preocupación expresada por el presidente del Comité Cívico de Oruro, Lino Rocha, alerta sobre la futura vigencia de sólo cuatro aduanas en todo el territorio del Estado Plurinacional de Bolivia con los países limítrofes, Tambo Quemado con Chile, Desaguadero con el Perú, Yacuiba con la Argentina y Puerto Suarez con el Brasil.
La medida contenida en el proyecto de la nueva Ley de Aduanas es perjudicial para Oruro puesto que el principal puerto de ingreso y vinculación del Pacífico con Bolivia es Iquique, que tiene directa relación con la población fronteriza de Pisiga en nuestro departamento, lo que exige contar con una aduana para atender el comercio binacional y solucionar el problema de los ilícitos aduaneros.
El no contar con aduana en Pisiga es romper el vínculo directo y natural que tiene nuestro departamento con el puerto chileno de Iquique y ello derivará en un cambio sustancial del proyecto Oruro Puerto Seco, porque no servirá de plataforma logística para programar embarques y recepción de carga desde y hasta Oruro rumbo al puerto de Iquique y a su vez por Cochabamba y Santa Cruz para llegar por el Brasil hasta el Atlántico y viceversa.
La propuesta del Viceministerio de Política Tributaria dependiente del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas no es acertada, si se toma en cuenta que existen convenios con el vecino país Chile, para establecer aduanas binacionales, como única forma de evitar el contrabando de mercaderías, que le ocasionó un perjuicio anual de hasta el 14 por ciento del PIB nacional por la no percepción de tributos fiscales al Estado, en la última década.
El control del contrabando será efectivo cuando se aplique la universalización tributaria, es decir, cuando todos los ciudadanos bolivianos paguen sus tributos, lo que permitirá mantener un control efectivo a partir del ingreso de las mercaderías desde las distintas fronteras, sólo con aduanas binacionales y si aplican medidas coercitivas como tiene Chile, donde muchos bolivianos están detenidos en la cárcel de Pozo Al Monte, en la región de Tarapacá, cumpliendo condenas de privación de libertad por el delito de ilícitos aduaneros y en una mayoría también por tráfico de estupefacientes.
Cerrar la frontera aduanera de Pisiga será descartar el proyecto Oruro Puerto Seco y además dejar al olvido la conclusión del proyecto vial Oruro-Pisiga que tiene más de media centuria y resulta ser el mayor anhelo de los orureños y además un compromiso del presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales Ayma, quien dijo que entregará esa carretera a la finalización de su primer mandato.
Así también existe el compromiso de las autoridades para hacer de Oruro una región competitiva a partir del aprovechamiento de los recursos naturales, nuestra posición estratégica geográfica y el vínculo directo al Pacífico, para unir por el primer Corredor Bioceánico con el Atlántico. La concreción del proyecto vial Oruro-Pisiga, nos permitirá contar con una carretera expedita para desarrollar el gran comercio internacional, porque si no hay Corredor Bioceánico, no habrá Puerto Seco, ni tendremos el desarrollo económico y social.
Nuestras autoridades tienen la responsabilidad de garantizar la concreción de estos importantes proyectos, quienes deben asumir el compromiso de construir una región próspera y competitiva, promoviendo estrategias de desarrollo económico y social basadas en la generación de valor agregado, buscando ventajas competitivas para Oruro, con la ejecución y puesta en marcha de proyectos que permitan vincularnos con los puertos del Pacífico y del Atlántico, para estar inmersos en el gran comercio internacional, aprovechando la excelente posición geográfica de la ciudad de Oruro y del departamento.
Ojalá el proyecto Puerto Seco no resulte ser una frustración por decisión arbitraria de las autoridades, como lo es hasta ahora la construcción de la vía Oruro-Pisiga, siendo así que el Poder Central prefirió antes concluir Patacamaya-Tambo Quemado y cuando propusimos la primera zona franca del país, igualmente sufrimos la postergación para tener zonas francas en todo el país.
La política de la estrategia geopolítica de Bolivia merece un cambio de timón, porque tampoco nos beneficiará como región una salida al mar por el Brasil, como propuso el presidente Morales, puesto que eso representa renunciar a nuestra legítima demanda marítima de volver a las costas del Pacífico. La defensa de los proyectos y de nuestro desarrollo es obligación ineludible de todos los orureños, la ejecución y puesta en marcha de las autoridades, única fórmula para salir del atraso, postergación y subdesarrollo.
(*) Periodista
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