Jueves 11 de julio de 2019
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Portavoces de países latinoamericanos hicieron conocer su congoja por la dramática situación que atraviesa el pueblo venezolano, aspecto reflejado en el demoledor informe presentado por Michelle Bachelet al pleno de la Organización de las Naciones Unidas.
Ese documento constituye una campanada de alerta para nosotros los bolivianos porque no estamos lejos de vivir la misma contingencia, si no damos pasos decisivos para acabar con la actual especie de dictadura que nos conduce a la conformación de un Estado con pensamiento populista donde ya no haya cabida a la igualdad jurídica del ciudadano como defensa de sus derechos políticos y civiles.
A esta altura de los acontecimientos, no podemos estar en silencio a lo que ya sabe el organismo mundial, porque, conforme se asevera en medios políticos nacionales, el poder quedaría en manos de la actual agrupación socialista, cuyos miembros esperan culminar su verdadero zarpazo prebendalista de "saborear" los beneficios de la cosa pública.
Bolivia, es un país esencialmente democrático, convencido de elegir a un nuevo gobierno constitucional para recuperar y preservar el nombre de Republica porque el pueblo no entra en la ecuación ideológica del socialismo del siglo XXI de claro germen totalitario.