Disrupción en la política

No plantear el futuro con las variables del presente, podría convertirse en el error más visible de los venideros representantes a autoridades nacionales, ante las cámaras de senadores y diputados. Y en ese entendido será importante optar por las palabras; disrupción en la política.

Normalmente los que hablan de innovación utilizan la palabra "disrupción". Una palabra nueva, tomado del inglés "Disruptive", que; representa cualquier situación, elemento, actividad, comportamiento o decisión que produzca una ruptura con el entorno, y nos conduzca inexorablemente a un cambio, sea físico o no.

La disrupción representa una apuesta por lo desconocido, lo arriesgado, por un impacto que se presume de futuro inminente. Cuando aquello que produjo la disrupción es aceptado por la sociedad y asumiendo como normal, deja de ser disruptivo para convertirse en lógico. Es decir, que se produce a través de una serie combinada de factores que actúan simultáneamente que ante el sistema tienen que adaptarse.

La disrupción en la política, estará adoptada por aquellos políticos que se atrevan a salirse del mainstream (anglicismo que significa; lo corriente), del estándar dominante de la política, para imaginar nuevos caminos políticos de los ya tradicionales. Es decir trascender y superar con él; status quo (el estado del momento actual) para construir una propuesta diferente que les permitan hacer "clic" con ciudadanos ansiosos de nuevos liderazgos públicos.

Con inteligencia, visión de futuro, proponiendo buenas ideas y un lenguaje fresco, se deberá centrar la identificación de lo que la gente necesita y de ahí, comenzar a construir una oferta política de cambio para hacer algo mejor, usando por ejemplo la tecnología para mejorar la vida de las personas, o quizás el de proponer pasar de la economía extractivistas a la economía del conocimiento.

Sin olvidar los profundos compromisos con los valores de la democracia, tendrán que demostrar que la tolerancia, la inclusión, el compromiso con el bien colectivo, la equidad son aspectos que siguen teniendo una enorme vigencia, en contra del nuevo conservadurismo cerrado a la pluralidad, autoritaria encarnado en el populismo del siglo XXI.

Un ejemplo de político disruptivo sería Emmanuel Macrón, actual presidente francés, el más joven de la historia después de Napoleón. Macrón con 39 años, está casado con una mujer de 65 años, y por este solo hecho ha roto con todos los estereotipos, estando a favor de la unidad de Europa, por la reconstrucción moral de la sociedad y la política francesas, por el combate frontal a la pobreza, la inseguridad, la violencia, la protección del medio ambiente y sobre todo a un trato humano a los refugiados.

El camino para cambiar el mundo es empezar a romper con nuestros mapas mentales, romper con lo establecido sin quebrantar la ley y las instituciones. La sociedad de hoy ya no tiene paciencia y, en cambio, sí mucha urgencia de respuestas efectivas con políticas de restructuración profunda a los problemas que más preocupan a nuestra sociedad como ser: la corrupción, la impunidad, la contaminación ambiental, la inseguridad, el desempleo, la ineficiencia gubernamental, la ruptura del tejido social y familiar.

Necesitamos políticos disruptivos, líderes que asuman la innovación, la disrupción, como hoja de ruta. Caso contrario sólo recrudecerá los problemas y generará mayores riesgos a la democracia.

Señor lector recuerde que "locura es hacer lo mismo una vez tras otra y esperar resultados diferentes".

(*) Es asambleísta orureño