Con el amor y la comprensión de la familia todo es posible

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Adriana Lucía Terceros Pérez y su historia de vida demuestran que, a pesar de las discapacidades, todo es posible gracias al amor y la comprensión de la familia.

Escribir acerca de Adriana Lucía Terceros Pérez, es contar la vida de una luchadora y una orureña de corazón, quien, a pesar de nacer con síndrome de Down, llevó en alto el nombre de nuestro departamento en los Juegos Mundiales de Verano "Olimpiadas Especiales 2019" que se desarrollaron en Abu Dabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos, del 14 al 21 de marzo.

Adriana nació en Oruro el 26 de julio de 1996 y su historia de vida es un claro modelo de que, a pesar de tener una discapacidad, con fuerza de voluntad, esfuerzo y perseverancia, además del apoyo incansable de la familia, todo es posible.

Desde que llegó al mundo empezó la batalla para la familia conformada por su padre Mario Terceros Méndez (+) y Teodosia Pérez Ramírez, su hermana Paola Terceros Pérez y sus sobrinos.

Adriana siempre estuvo delicada, contrajo neumonía, tos, además de innumerables enfermedades que tuvo que superar a lo largo de sus 23 años de vida.

Aunque su vida no estaría llena de alegrías, ella incursionó en la danza, bailando en el Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Intangible de la Humanidad, en la fraternidad Morenada Central y el conjunto Wititis, también incursionó en la música, gracias a sus sobrinos, con quienes iba a la Orquesta Filarmónica de Oruro para aprender violín bajo la tutela del profesor Vito Chambi, pero una noticia de parte de los médicos puso el mundo de cabeza a sus padres.

LO TRÁGICO

Desde muy pequeña, Adriana, por su delicado estado, visitó muchos centros médicos para sus chequeos, entre los que estuvo internada se encontraba el centro "Cereco", donde le ayudaron a realizar la fisioterapia para que ella pudiera caminar, después fue tratada por una fonoaudióloga, quien le ayudó con los problemas del habla.

A medida que ella empezó a crecer, los médicos detectaron un problema en su corazón, el cual tenía que ser tratado con urgencia, debido a que, en un futuro, le ocasionaría convulsiones y taquicardias. Ella recibió tratamiento en la Clínica Belga, de la ciudad de Cochabamba, donde fue operada del corazón, saliendo victoriosa de esa batalla.

Los padres de Adriana trataron de que ella tenga una vida normal y la inscribieron inicialmente en el Colegio de la Unión Bolivia-Japón, donde hizo primaria; para el nivel medio fue aceptada en el Colegio Evangélico "William Booth", para ese entonces también asistía, por las tardes, al Centro de Apoyo Educativo Oruro.

Pero fue unos años después cuando comenzaron los dolores de rodillas y otras partes de su cuerpo, los galenos le recetaron calmantes. La preocupación de perder a Adriana, hizo que su familia se movilice para que le hagan algunos estudios en la ciudad de La Paz donde le detectaron leucemia (cáncer en la sangre), fue así como ella empezó con la lucha más larga e importante de su vida, fueron momentos de angustia que su madre recuerda nítidamente, de los que su hija salió victoriosa.

Fueron cuatro meses en los que Adriana estuvo internada en el hospital oncológico de la ciudad de La Paz, poco tiempo después, su situación empeoró debido a que el catéter que fue puesto en su cuerpo para recibir la quimioterapia se había infectado; conforme transcurría el tiempo, ella tenía altas y bajas con la terrible enfermedad. Muchas personas aconsejaron a la familia que se rinda, pero, pese a las escasas oportunidades, nunca perdieron la esperanza y continuaron con el tratamiento.

La familia recuerda que, al principio, por un año y dos meses, las visitas al hospital eran cada 15 días. Cuando los médicos veían el progreso de Adriana señalaban que estaba en remisión, durante 14 meses visitaron el hospital mensualmente.

Los médicos vieron que Adriana era una luchadora y, a pesar del dolor, siguió dando todo de sí para continuar viviendo, poco a poco las visitas al hospital eran menos consecutivas, hasta que al final informaron a su familia que ella venció al cáncer, pero que debía cuidarse.

SU DON EN EL DEPORTE

Su talento para la gimnasia rítmica fue descubierto por su profesora Ana Mamani, quien al ver el ritmo y las ganas que ella ponía en las danzas que se presentaban en las horas cívicas, aconsejó a la familia para que haga las pruebas donde practicaban las gimnastas de nuestro municipio.

Fue así que, en el año 2017, le inscribieron al Cemei, ubicado en la calle Beni y Pagador, bajo la tutela de la entrenadora Raíza Valencia, quien vio el potencial de Adriana para este deporte.

Después de meses de duro entrenamiento llegaron las competencias distritales donde ella destacó y consiguió la medalla de oro, que le permitió clasificar al torneo departamental donde nuevamente obtuvo la presea de oro, se presentó al nacional que se realizó en Santa Cruz donde logró la medalla de plata.

La madre recuerda emocionada que los entrenadores decían "por primera vez Oruro le hace sombra a Santa Cruz", ella aun no sabía a qué se referían, hasta que se enteró que su hija, estaba entre las tres mejores de Bolivia.

Gracias al desempeño y la capacidad que demostró Adriana en las olimpiadas nacionales, el 2018, los organizadores de las Olimpiadas Especiales, se comunicaron con la familia para que ella represente a Oruro en las eliminatorias para clasificar al evento mundial.

Grande fue la sorpresa de la familia cuando se supo que Adriana clasificó logrando tres medallas de oro en el clasificatorio nacional y, por ende, representar a Bolivia en las Olimpiadas Especiales, a nivel mundial. Su tía aún recuerda que, antes de llevarla, dijeron que irían solo para probar suerte.

SUS LOGROS

Adriana logró subir al podio en Abu Dabi, trayendo una enorme alegría para su país, siendo solo superada por Tailandia y Japón.

En los Juegos Plurinacionales de este año, logró la más alta puntuación en su categoría de gimnasia rítmica, obteniendo 14.9, obteniendo la medalla de oro, tanto a nivel nacional y municipal.

Adriana Lucía logró en las diferentes competencias en las que participó alrededor de 24 medallas, siendo la mayoría de oro.

Ella expresa que se siente muy feliz de conocer a tanta gente nueva y el haber hecho muchos amigos alrededor del mundo, prueba de ello es la gran cantidad de fotos que se sacó en Emiratos Árabes Unidos.

El mensaje de vida que ella nos deja es "que la gente comprenda que todos somos iguales y que la aceptación nos abrirá muchas puertas, que no somos diferentes a ustedes y que el apoyo, la comprensión y la aceptación pueden hacer una gran diferencia, que, si te lo propones, tus sueños se hacen realidad".

Fuente: LA PATRIA