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Domingo 07 de julio de 2019

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Revista Dominical

HUELGA Y REPRESI?N:

Testimonio histórico

07 jul 2019

Por: Práxides Hidalgo Martínez - Abogada, escritora y educadora

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Gracias a la gentileza del escritor Víctor Montoya, recorrimos las páginas de esta obra suya que escribió, como lo señala él mismo, en las celdas de la cárcel de San Pedro y de Chonchocoro-Viacha, el año 1976, cuando tenía apenas 18 años de edad. Pero no solo fueron nuestros ojos los que devoraron esas páginas, sino también nuestra memoria fotográfica que revivió los años difíciles del proceso histórico que vivió el país, y muchos latinoamericanos sometidos a las dictaduras militares cumpliendo consignas externas de dominio y control político, social, cultural y económico, todo lo que representaba una imposición ajena a nuestros intereses.

Con las disculpas de nuestro amigo Víctor Montoya, no haremos referencia mayor a la obra, pues es sorprendente que a la edad que tenía haya escrito una obra valiosa no solo por el carácter testimonial, sino por la contribución al conocimiento de nuestra historia, así como una contribución a la literatura de nuestro país, por lo cual dejaremos las apreciaciones a los lectores de la obra.

El caso de Víctor Montoya es caso similar al ocurrido durante la contienda del Chaco, que los escritores, quienes formaron parte de esa guerra, dejaron testimonio de la misma en sus obras; y, otros, que no fueron partícipes, pero que escribieron sobre ella, especialmente novelas y cuentos, visualizaron la misma desde sus personajes, pero sin haber sido partícipes directos. Por esa razón nos referiremos al aporte valioso del autor, que deja como testimonio de su lucha, tanto en esta obra como en otras, en las que se reflejan la convicción de un ideal: buscar un mejor destino para nuestro país, donde todos tengamos las mismas oportunidades de estudio, trabajo, atención a la salud; derechos humanos que significan "calidad de vida", pues en la creencia de ese sueño o utopía, desde su adolescencia, Víctor Montoya se involucró en la lucha de los mineros, bastión de libertad y justicia social. No es casual que innumerables líderes mineros ofrendaron sus vidas por legarnos mejores días, en épocas donde se discutían programas políticos, se irradiaban ideales y, como dirían los entendidos en la materia, se luchaba por consolidar la identidad de clase, la solidaridad, la pertenencia a un país y, por eso mismo, era importante la defensa no solo de los recursos naturales, sino del capital más valioso: el humano.

El caso de Víctor Montoya es caso similar al ocurrido durante la contienda del Chaco, que los escritores, quienes formaron parte de esa guerra, dejaron testimonio de la misma en sus obras; y, otros, que no fueron partícipes, pero que escribieron sobre ella, especialmente novelas y cuentos, visualizaron la misma desde sus personajes, pero sin haber sido partícipes directos. Por esa razón nos referiremos al aporte valioso del autor, que deja como testimonio de su lucha, tanto en esta obra como en otras, en las que se reflejan la convicción de un ideal: buscar un mejor destino para nuestro país, donde todos tengamos las mismas oportunidades de estudio, trabajo, atención a la salud; derechos humanos que significan "calidad de vida", pues en la creencia de ese sueño o utopía, desde su adolescencia, Víctor Montoya se involucró en la lucha de los mineros, bastión de libertad y justicia social. No es casual que innumerables líderes mineros ofrendaron sus vidas por legarnos mejores días, en épocas donde se discutían programas políticos, se irradiaban ideales y, como dirían los entendidos en la materia, se luchaba por consolidar la identidad de clase, la solidaridad, la pertenencia a un país y, por eso mismo, era importante la defensa no solo de los recursos naturales, sino del capital más valioso: el humano.

Muchas veces nos hemos preguntado por qué no conocemos la historia de nuestro país, pero no solo aquella que está escrita en los textos escolares, sino la otra que no es de conocimiento oficial y que, en nuestro criterio, está testimoniada en las obras literarias que, si bien son la visión de sus autores, son contribuciones valiosas para formar las nuestras, pues la ficción, requisito de la literatura, es siempre una expedición a la verdad.

Por estas razones es que resaltamos la contribución de esta obra, intitulada "Huelga y represión", al conocimiento de nuestra historia, especialmente aquella que se constituyó en una gesta épica, por las circunstancias que se vivieron en el país, y que Víctor Montoya, por esas mismas razones, se constituye en uno de sus protagonistas vivientes, al margen de ser hoy un referente para nuestra juventud y para todos quienes todavía soñamos con un país diferente, donde realmente todos tengamos las mismas oportunidades, ya que de otro modo no haremos honor al sacrificio de las vidas, esperanzas y sueños de quienes creyeron un deber patriótico luchar por días donde el sol que nos alumbra sea realmente para todos, y que la luna siga siendo cómplice de los sueños para vislumbrar otros horizontes, y que no se viva el presente pensando solo en el interés individual, embriagados por el consumismo, la globalización y la indiferencia.

Ponderable la lucha de Víctor Montoya, testimoniada en su obra, que se constituye en autobiográfica digna de ser imitada, que si bien hoy ya no vivimos sometidos a dictaduras militares, vivimos otro tipo de dictaduras, no siempre las políticas, sino dependientes de otras situaciones, que no las vamos a nombrar, pues no es el caso, pero basta mirar a nuestro alrededor para constatar bajo qué dependencias estamos, a qué tipo de sometimientos estamos sujetos. ¿Será que ya no nos interesa el otro, los demás? ¿Ya no tenemos ideales por los cuales luchar?

En mérito a estas consideraciones, es que nos atrevemos a afirmar que no debiéramos perder la oportunidad de leer la obra de nuestro autor: "Huelga y represión", que a algunos nos refrescará la memoria, nos transportará a situaciones vividas, que las conocemos por simples referencias, y, a los más, nos motivará a luchar por una patria mejor, a pensar en conjunto, como país, y no tan individualmente o solo impulsados por un interés circunstancial de grupo.

A ver y a tener visión, pues como escuchamos, lo peor de no poder ver, es no tener visión, es decir, de nada vale tener el sentido de la vista, si no vislumbramos un futuro mejor para todos quienes vivimos en esta tierra llamada Bolivia.

Para tus amigos: