Gabriel Jesús abrió el marcador (19´) a pase de Firmino, tras una jugada de ensueño de Daniel Alves, y el delantero del Liverpool amplió distancias (71´) cuando peor lo estaban pasando al culminar un contragolpe conducido por el atacante del Manchester City.
Entre los dos se zamparon al máximo rival en un Mineirao de Belo Horizonte, que no supo nada de fantasmas del pasado, ni 1-7.
La Albiceleste, que venÃa de perder dos finales seguidas, en 2015 y 2016, dice adiós a la posibilidad de ganar un gran torneo, y ya van 26 años sin hacerlo, una losa demasiado grande para tener entre sus filas al mejor jugador del planeta.
El atacante de 22 años solo tuvo que empujarla dentro del área para estrenar el marcador y acabar con una sequÃa con la selección en partidos oficiales que se prolongaba desde finales de 2017.
El banquillo de la Canarinha explotó, Tite dio saltos de alegrÃa y Messi, impávido sin hacer ningún gesto. El billete para la final se ponÃa caro para Argentina.
Si la primera mitad se hubiera medido por puntos, Argentina hubiera ganado, pero Brasil era la que mandaba en el marcador.
En la reanudación, Argentina tomó el mando. Agüero recibÃa con facilidad y empezó a descoser la zaga brasileña, al igual que Messi.
En un contragolpe, un disparo de Lautaro acabó en los pies del 10, que lanzó una bomba dentro del área que reventó el palo y enmudeció el Mineirao. En el rechace, el delantero argentino centró, pero ningún compañero estaba con la caña.
Brasil respondió el dominio de su máximo rival con un disparo alto de Coutinho que pudo significar la estocada definitiva.
Era un gol que valÃa una final. Argentina tiró la toalla.
Fuente: Belo Horizonte (Brasil), 2 jul (EFE)
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