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Domingo 30 de junio de 2019

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Revista Dominical

Sacrificios rituales en la celebración de Espíritu

30 jun 2019

Por: Marco Antonio Flores Peca (*)Es vicepresidente de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP)

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En el universo simbólico de las minas del Cero Rico de Potosí, la celebración de Pentecostés o de la venida del Espíritu Santo -llamada simplemente "Espíritu"- es el escenario de una serie de sacrificios rituales que tienen lugar durante tres sábados consecutivos, entre los meses de mayo y junio. Los ritos involucran, invariablemente, el sacrificio de llamas y están asociados a las creencias de los mineros en deidades andinas cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos.

A primeras horas del día sábado, los socios encargados de cada cooperativa minera o sección de esta, se dan cita en el mercado minero donde se realiza la venta de llamas, mesas rituales, bebidas alcohólicas, etcétera. Según los mineros, las llamas machos y de color blanco son las predilectas como ofrenda a la Madre Tierra, por lo cual su precio es mucho más elevado.

A mediodía, las llamas, atadas de los pies, son dispuestas a la entrada de las bocaminas donde los mineros proceden a decorarlas con serpentinas y a ch´allarlas con bebidas alcohólicas. Algunos mineros incitan a los animales a pijchar y beber, introduciendo en sus bocas hojas de coca y bebidas alcohólicas en pequeñas cantidades.

A mediodía, las llamas, atadas de los pies, son dispuestas a la entrada de las bocaminas donde los mineros proceden a decorarlas con serpentinas y a ch´allarlas con bebidas alcohólicas. Algunos mineros incitan a los animales a pijchar y beber, introduciendo en sus bocas hojas de coca y bebidas alcohólicas en pequeñas cantidades.

Más tarde, con la presencia de los mineros y sus familias, se procede a degollar las llamas, cuidando de no derramar ni una gota de sangre al suelo pues la sangre, símbolo de vida, es derramada como ofrenda a la Pachamama en la entrada de las minas. Muchos de los mineros y sus familias se pintan la cara con sangre de llama, a manera de juego, que, según ellos, sirve como protección contra los malos espíritus.

En cada mina se sacrifican desde dos hasta 20 llamas o más, dependiendo del tamaño del grupo y la prosperidad de la mina. Lo que sí es importante es que se sacrifique camélidos en un número par, haciendo alusión al principio de la dualidad andina, tan arraigada en el sector minero.

Inmediatamente después de degollar a la llama, se procede a abrirle el pecho y extraerle el corazón, aún latiente, que es depositado en un plato y adornado con mixtura. El corazón, al igual que el pulmón, servirá para que los conocedores o "yatiris" puedan descifrar las venturas y desventuras que depara el futuro.

Luego, las mujeres y los mineros extraen las vísceras y el estómago a las llamas, depositándolas en una carretilla. Estas, al igual que el corazón, serán adornadas y motivarán las ch´allas rituales. La carne trozada de las llamas será dispuesta de manera rudimentaria en las brasas del carbón sin condimento alguno, ni siquiera sal. La carne. en parte chamuscada y medio cruda, será servida a todos los presentes acompañada de la exquisita wathia.

Después de haber degustado de estos alimentos, se procede al "chejteo" que consiste en cortar pequeños trozos de diferentes lugares del animal muerto. Así, se le arrancan pequeños pedazos de la oreja, el corazón, el pulmón, etcétera. Estos pequeños trozos formarán parte de la q´uwa o mesa blanca en honor a la Pachamama, e irán en lugar de los tradicionales fetos.

Las mesas rituales también contendrán lanas teñidas, wira q´uwa, hojas de coca, papeles de color, el pan de oro y plata (papeles de color dorado y plateado simbolizando a los minerales), cigarrillos, botellas pequeñas de alcohol y vino, dulces, pedazos de panal de abejas (la chiwana) y los misterios con elementos iconográficos de minas: el "Tío", cuernos de la abundancia, herraduras, serpientes, sapos y mariposas, entre otros. La mesa ritual se realizará en el Kay Pacha (espacio espiritual terrenal), el humo ascenderá al Janaj Pacha (espacio espiritual del cosmos) y las cenizas serán enterradas; es decir, irán al Ukhu Pacha (mundo espiritual subterráneo).

Para culminar la celebración, los mineros alimentan a las minas por la boca, haciendo orificios en las bocaminas donde se dispondrán, en completo orden, los restos de las llamas. Así se coloca primero la cabeza de la llama, luego las patas delanteras, el estómago y, por último, las patas traseras. Estos elementos serán enterrados como una ofrenda a la Pachamama, pero también al "Tío" de la mina. En muchos casos, los mineros colocan hojas de coca y hasta monedas junto con los restos de las llamas, a manera de un pago recíproco a las deidades del subsuelo.

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