Nuestra pluma es de las que se suman a las tantas que son ya inútiles a estas alturas, por la sordera crónica de la burocracia estatal. Aunque este tipo de sordera tampoco se cura igual que el cáncer diseminado; es a lo menos un desahogo para quien esto escribe.
Estamos en el peor momento para hablar de salud. Es el de los que sueñan con ocupar siquiera un curul en el próximo parlamento. Las elecciones de octubre están viciadas de nulidad, pero no importa; la cosa es percibir una jugosa dieta por sólo cabecear y levantar la mano en la Asamblea. "Bolivia es el dichoso país donde la ociosidad se paga y la mediocridad se premia".
Nada de lo que dicen los candidatos es creíble. Y tanta cosa dicen, como si estuvieran hablando en serio. Saben que su palabra está devaluada y que nadie les cree, aunque se desgañiten vociferando en la plazuela. Eso que se ha dado en llamar Servicio Universal de Salud (SUS) merecía - por su importancia - otro tratamiento, y no debería estar en la agenda oscura del proselitismo. Ahora aparece mezclada con la propaganda política.
Nada de lo que dicen los candidatos es creíble. Y tanta cosa dicen, como si estuvieran hablando en serio. Saben que su palabra está devaluada y que nadie les cree, aunque se desgañiten vociferando en la plazuela. Eso que se ha dado en llamar Servicio Universal de Salud (SUS) merecía - por su importancia - otro tratamiento, y no debería estar en la agenda oscura del proselitismo. Ahora aparece mezclada con la propaganda política.
La corrupción ya no es novedad, lo sería si no apareciera denunciada con tanta frecuencia; es nuestro pan amargo de cada día y la vergüenza ajena que humilla. El caso es que acaba de fallecer una señora que tuvo el valor civil de revelar la existencia de ese mal en el Hospital de Clínicas de La Paz. Se dice que un galeno y sus cómplices, después de engañarla, "hicieron desaparecer su historial, lo que impidió que recibiera tratamiento oportuno". Cuesta creer que fuera cierto. Conocemos a más de un digno y respetable profesional; pero también hay - como en todo - sujetos indeseables. Los familiares de la difunta claman justicia. Pero en Bolivia la "justicia", esa que se conoce, parece estar afectada por otro cáncer terminal.
No es correcto señalar al presunto autor de un delito sin pruebas, pero ante una evidencia innegable, tampoco es correcto observar en silencio. Quisiéramos conocer siquiera un caso, uno solo, en que la pauta de comportamiento ético se desprenda de arriba. El gobernar con los suyos es una antigua práctica conocida; pero es cierto que se ha agudizado aún más en estos últimos años. Al presente, ningún cargo, sea este técnico o administrativo, es ejercido por nadie que no sea un afiliado al partido de gobierno.
"Si no estás de mi lado, estás contra mí"; eres neoliberal o de la derecha o del imperialismo; por tanto, responsable de cuanto malo sucede en el país. Así de aberrante es la politiquería de hoy. En cierta ocasión Banzer dijo: "prefiero una tonelada de lealtad política a cambio de un gramo de eficiencia". ¡Y quien creyera! Ha cobrado hoy, esa divisa, una espectacular vigencia. El desprecio a la eficiencia profesional es de estos años. Tal vez en otra época de oscurantismo alguien se vanaglorie, igual que ahora, de no haber ido a la universidad.
*Es ciudadano de la república
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