La disciplina de la experiencia para toda actividad
25 jun 2019
Raúl Pino-Ichazo Terrazas*
Ã?nicamente en la escuela de la experiencia se adquiere una verdadera sabidurÃa práctica, sin embargo, todo ello debe estar Ãntimamente unido a la confianza en sà misma y en el indestructible amor propio. Los preceptos y las enseñanzas son útiles, pero sin la disciplina de la vida real son únicamente teorÃa.
Es preciso conocer las capacidades humanas que Dios deposita en nosotros para que el carácter adquiera una endeble verdad y que tan solo se obtiene por el contacto con los instintos claros del común de las mujeres y hombres. Para que un carácter asuma un valor consistente es imprescindible que sea capaz de mantenerse sólida y firme en este mundo de cruel competencia cada vez más exacerbada.
A todo ser humano le corresponde su parte de noble labor y de deberes y, si falta a ello, se perjudica a sà mismo y a la sociedad a la cual pertenece. Solamente comprendiendo la crudeza de la vida real es como se adquieren los conocimientos prácticos apoyados por la sabidurÃa del propio saber del oficio, profesión o deporte, que serÃa la disciplina del trabajo.
Es preciso disponer de un conocimiento cierto de sà mismo si se quiere ser exitoso o hacer algún emprendimiento con buenos resultados en este mundo. Este análisis nos lo enseña el inimitable Sócrates y se llama introspección y lo contrario es la introspección, es decir, conocer al prójimo para conducirse mejor o al rival en el deporte para vencer.
Es preciso disponer de un conocimiento cierto de sà mismo si se quiere ser exitoso o hacer algún emprendimiento con buenos resultados en este mundo. Este análisis nos lo enseña el inimitable Sócrates y se llama introspección y lo contrario es la introspección, es decir, conocer al prójimo para conducirse mejor o al rival en el deporte para vencer.
Aquello causa irreparables daños de estabilidad emocional y de ubicación en la sociedad debido a que los jugadores llevan una vida de boato que no es correspondiente a su madurez e impropias a su rendimiento deportivo.
Esta sobrevaluación no les permite ascender a la fama escaño por escaño y truncan su formación competitiva por la actitud vanidosa de imaginarse ser estrellas rutilantes del deporte y la triste verdad, que se comprueba estadÃsticamente, es que nadie del exterior los contrata, peor con los rendimientos observados con ecuanimidad en la última competencia continental.
*Es abogado, posgrados en Interculturalidad y Educación Superior, Alta Gerencia para abogados, Arbitraje y Conciliación, Docencia en Educación Superior, Oratoria jurÃdica, FilosofÃa y Ciencia PolÃtica (maestrn), doctor honoris causa IWA-Cambridge University con tesis aprobada
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