Queremos creer, que se trata de un hecho aislado, que no existe intolerancia polÃtica en nuestro paÃs, pero por desgracia en estos últimos trece años abundan los ejemplos de intolerancia, de violencia, de injusticia.
Golpizas, insultos furibundos, discursos encendidos de supuestos licenciados, violentas elucubraciones de ministros, gobernadores, diputados, encubrimientos a hechos ilÃcitos, agresiones y humillaciones a parlamentarias y parlamentarios de la oposición en pleno hemiciclo, e incluso hechos luctuosos producto de "movilizaciones", etc.
La lista no tendrÃa fin.
Estamos en un tiempo en el cual pertenecer, actuar, hablar, o incluso pensar, diferente, ¿es un delito?
Aparentemente todo evidencia que sÃ.
La intolerancia se define como la falta de habilidad y voluntad de tolerar, cuya consecuencia es la discriminación con manifestaciones agresivas en distintos niveles, esta intolerancia hace que sus exponentes consideren que ser diferente equivale a no ser igual en cuanto a derechos.
Ã?ltimamente las represiones a dirigentes de Adepcoca o lo suscitado hace un par de años en Achacachi o las intervenciones encendidas del presidente en las Naciones Unidas y las de el mismo con sus "movimientos sociales" en Venezuela, son un gran ejemplo de la intolerancia polÃtica, asà como los son las movilizaciones violentas y muchas veces con consecuencias letales contra autoridades electas que no comulgan con la polÃtica del gobierno.
Con tantas y tan graves situaciones, está llegando a tener un nivel de intolerancia polÃtica cercano a los de las dictaduras.
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