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Domingo 16 de junio de 2019

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Cultural El Duende

Herencias de la literatura boliviana

Itinerario de José Eduardo Guerra

16 jun 2019

Por: Juan Siles Guevara

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Segunda y última parte

¿De dónde sacó Guerra el título "Itinerario Espiritual de Bolivia"?

La literatura universal tiene a lo menos tres obras importantes que llevan el título de Itinerario. La más antigua corresponde a San Buenaventura y es el Itinerario de la mente de Dios. Aunque Guerra fue un hombre cristiano, es dudoso que se haya inspirado en una obra teológica para nominar su libro, una obra que, por otra parte, no es de fácil acceso, pues se quedó en su original latino hasta el tiempo en que vivió Guerra.

Más probabilidades de inspiración las reúne la obra de Francesco Petrarca titulada: Itinerario Siriaco, escrita por Petrarca en 1358, para un caballero que viajaba a Tierra Santa. Allí, el poeta puso cuanto se sabía sobre el tema en su época, poniendo de manifiesto su gran erudición y, sobre todo, se refiere de primera mano a los lugares que él conoció como Génova, Rapallo, Lucca, Pisa, Livorno, Roma, Calabria, Sicilia.

Una segunda posibilidad es que el título lo haya inspirado el Itinerario del París a Jerusalén, escrita por Chateaubrian en 1811, como un complemento para su célebre Los mártires, y que es una obra formada por apuntes y notas de viaje que Chateaubrian realizó para mejorar la ambientación de los escenarios de los héroes de su largo poema. El conocimiento amplio que poseía Guerra de la literatura europea, y su impenitente afán de lecturas, hacen muy posible tal inspiración en las obras de Petrarca o Chateaubrian. Sea ello lo que fuere, lo cierto es que Guerra logra una original historia literaria de Bolivia que hasta el momento no existía.

Una segunda posibilidad es que el título lo haya inspirado el Itinerario del París a Jerusalén, escrita por Chateaubrian en 1811, como un complemento para su célebre Los mártires, y que es una obra formada por apuntes y notas de viaje que Chateaubrian realizó para mejorar la ambientación de los escenarios de los héroes de su largo poema. El conocimiento amplio que poseía Guerra de la literatura europea, y su impenitente afán de lecturas, hacen muy posible tal inspiración en las obras de Petrarca o Chateaubrian. Sea ello lo que fuere, lo cierto es que Guerra logra una original historia literaria de Bolivia que hasta el momento no existía.

Dar una imagen de Bolivia a través de su literatura es la preocupación esencial del libro. La literatura boliviana avanzó un gran trecho en el medio siglo que va entre la tentativa de Santiago Vaca Guzmán y la realización de José Eduardo Guerra. Vaca Guzmán tiene a su frente una literatura en formación de mediocre calidad. En cambio, Guerra se enfrenta con una literatura que cuenta ya nombres y obras ilustres como las de Jaimes Freyre, Tamayo, Arguedas�

La búsqueda de Guerra de definir por la literatura el ser de Bolivia tiene parentesco con la búsqueda que hicieron los literatos de la generación del 98 con España. Hay una visible similitud espiritual entre ambas tentativas. Y aún más, hay un marcado parentesco entre Guerra y Azorín.

Azorín da la primacía de España a Castilla, Guerra otorga la primacía de Bolivia al Altiplano. Ambos ven en tales zonas los núcleos vitales de sus países, las regiones irradiantes de la energía y la singularidad nacionales. Al igual que Azorín, hay, además, un gusto por el detalle, una profunda impronta del paisaje, un regusto por el estilo y una valoración certera de los grandes escritores de un pasado ya venerable en el caso de Azorín, y generalmente muy cercano en el caso de Guerra.

El largo trato de Guerra con los personajes y la literatura boliviana hace que su valoración sea certera y que la mayoría de sus juicios estimativos mantengan su frescura y vigencia hasta la actualidad. Uno de los pocos casos que Guerra no aprecia debidamente es el caso de Tamayo, a quien lo considera oscuro, pero tal actitud fue en general la predominante en la generación boliviana del Centenario.

Un segundo influjo de importancia en el Itinerario Espiritual de Bolivia está en las ideas de la raza, el medio y el momento de Hipólito Taine, que sirven como entramado de fondo para el libro.

Itinerario Espiritual de Bolivia surgió como una serie de charlas para la asociación Belga Iberoamericana. Se trataba de dar a conocer, por primera vez en Europa, la literatura de un país desconocido. El éxito del trabajo fue completo y el Cónsul de México, que encabezaba la Asociación, logró la publicación en Amberes que fue considerablemente aumentada para su segunda versión en Madrid.

Guerra, aparentemente, acarició la idea de aumentar el libro con los nuevos avances literarios que se produjeron por esos años, pues la literatura boliviana de los 30 y 40 produjo una serie de libros de calidad. Una de las características de la personalidad de José Eduardo Guerra fue la de su orgullosa humildad.

El libro Itinerario Espiritual de Bolivia humildemente también se presenta al lector, y con la seguridad del saber de quien lo escribió, da toda una lección de optimismo sobre qué es Bolivia al lector. Eso quizá sea el secreto de su perenne lozanía, a la lozanía, a la que contribuye la sobria elegancia del estilo, que refleja cabalmente la fina caballeresca figura del autor.

Fin

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