Pero para ello, mucho tuvo que ver el sentir y el actuar del orureño, que no se quedó conforme con ello. Al contrario, cada año, habÃa algo nuevo por hacer y se trabajó en ese sentido, hasta llegar a 1900, cuando se formaron los primeros conjuntos folklóricos organizados.
Fue un siglo dorado para el Carnaval de Oruro, porque el origen de las danzas que quizá tenÃan otros rumbos, se centralizaron y se hicieron famosas en la Alta Tierra de los Urus. Obviamente, sin dejar de lado, las que nacieron en este jirón patrio, como la diablada, entre muchas de ellas.
Al existir ese crecimiento en cuanto al capital humano que formaban los distintos conjuntos folklóricos y la necesidad de organizarse de una mejor manera, es el presidente de la Diablada ArtÃstica Urus, don Antonio Avendaño Chávez, quien toma la iniciativa para fundar una entidad que agrupe a todos esos conjuntos bajo el denominativo de Asociación de Defensa de los Conjuntos Folklóricos de Oruro. Avendaño fue su primer presidente.
En 1983, luego de lograr su personerÃa jurÃdica, adoptó el nombre de Asociación de Conjuntos del Folklore de Oruro (ACFO).
CAPITAL
Simplemente un preámbulo de lo que queremos recordar. Todos los aspectos mencionados con anterioridad, motivaron a sus habitantes que Oruro pueda tramitar el tÃtulo de Capital del Folklore Boliviano, como se lo denominó en un principio.
Como todo en la vida, fue un proceso largo para que las autoridades gubernamentales accedan a esa petición hecha por los orureños, además que como antes no habÃa mucha envidia, habÃa un consenso generalizado, no solo de los orureños, sino de otros departamentos para que Oruro tenga ese rótulo que lo ganó merecidamente.
"Oruro es poseedora del más rico y dinámico acervo folklórico del paÃs y cuya expresión se manifiesta en el brillo de su Carnaval. Su origen se remonta al Preincario, que en las fiestas dedicadas a los mitos de su religión panteÃsta, manifestaban a la naturaleza su devoción por la abundancia de esquimos en sus cultivos y sus ganados".
Como único punto se resolvÃa: "Proclamar a la ciudad de Oruro, Capital Folklórica de Bolivia. Fue suscrita por los representantes de las distintas instituciones orureñas.
Sin embargo, tuvieron que pasar cinco años para tener en mano el Decreto Supremo 09088, firmado por el entonces presidente de Bolivia, Alfredo Ovando Candia.
Asimismo, un punto para destacar era el artÃculo dos inciso e) que manifestaba: "Levantar un inventario de las danzas tradicionales bolivianas, y poesÃas, los instrumentos y organografÃa nativos en todas sus manifestaciones sociales, culturales y materiales".
Asimismo, ya se planteaba la salvaguarda en su inciso c): "Propender a la conservación de las expresiones tradicionales, evitando su desaparición y proponer medidas de protección para este cometido, individualizando regionalmente el folklore, de modo que no hay desnaturalización de lo tÃpicamente local, para conservar sus caracterÃsticas de pureza y postular medidas de protección para el folklore nacional".
LEY
Luego de recuperar la vida democrática en Bolivia, tras la posesión del gobierno de Hernán Siles Zuazo el 10 de octubre de 1982, su administración emite la Ley 602 del 23 de Febrero de 1984, legitimando la condición de Oruro como Capital del Folklore Boliviano.
Ya en el siglo XXI, el Carnaval de Oruro, obtuvo el tÃtulo mundial de "Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad" el 18 de mayo de 2001, nombramiento efectuado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Fue sin duda una tarea ardua, cuya postulación fue trabajada por insignes orureños, entre folkloristas, investigadores, historiadores, antropólogos, y otros, que aportaron con un granito de arena para que el majestuoso Carnaval del pueblo, sea reconocido a nivel internacional.
"Siempre ha sido un lastre en la historia del Carnaval, que no se tenga conocimiento pleno de las leyes que abrigan a esta manifestación, es una cantidad increÃble de normas que son vigentes y concurrentes, para proteger el Carnaval de Oruro, pero lamentablemente no las usamos o les damos un mal uso, lo cual pone en riesgo la situación jurÃdica del Carnaval y particularmente el derecho de seguir ostentando el tÃtulo de Patrimonio ante la Unesco", aseguró en la oportunidad que tuvo en aquella presentación de su libro.
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