Bravura y coraje de los soldados en el fortín Boquerón

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El soldado en la batalla del fortín Boquerón durante la Guerra del Chaco, fue un hombre que soportó hambre y sed, enfermedad y carencias, fue una persona armada de gran valor, dispuesto a defender a su Patria a costa de su propia vida, esta y otras muchas características loables tuvieron los más de 50 mil bolivianos que defendieron al país en esta beligerancia con el Paraguay que duró tres años (1932-1935), siendo una de las batallas más memorables en la historia la de Boquerón donde los guerreros de ambos países se defendieron con honor pero sin dar tregua.

Esta lucha fue el escenario más emblemático que refleja la bravura y coraje de los soldados bolivianos, quienes se enfrentaron con una gran desproporción de diez a uno, al ser aproximadamente 619 soldados los destinados de todas partes del país a este lugar para enfrentarse a 5 mil "pata pilas" paraguayos.

Varios de estos valerosos hombres eran novatos, ese año se enrolaron al ejército y apenas unas semanas antes habían aprendido el manejo básico de armas y que tenían la instrucción de sus superiores de no derrochar municiones, teniendo que disparar solo con la seguridad de eliminar un enemigo.

Poco después de iniciar la guerra del Chaco, también comenzó la batalla en el fortín paraguayo de Boquerón que fue tomado por el ejército boliviano a la cabeza del coronel Emilio Aguirre, el 31 de julio de 1932, tras la muerte de Aguirre, el Teniente Coronel Manuel Marzana Oropeza asumió la orden dispuesta por el entonces presidente, Daniel Salamanca Urey, de ejecutar la "represalia" en este sector.

Varias son las historias que se contaron de Boquerón, inspirando a muchos a relatar sus memorias y a autores elaborar libros, obras de arte y canciones que conmemoran la gran valentía que tuvo un puñado de soldados que se atrincheraron durante 20 días en este lugar, del 07 al 28 de septiembre del mencionado año, para defender al país en medio de un inhóspito chaco boreal con casi nada de comida y agua, varios enfermos con disentería y sin acceso a medicamentos, teniendo que incluso beber de su propio orín para continuar sobreviviendo, además de haber estado con poco armamento de guerra; según algunos archivos históricos, los bolivianos sólo contaban con casi 350 fusiles, 40 ametralladoras, tres cañones y dos antiaéreos, sin embargo, la moral no se agotó cimentado en el valor y disciplina que tenían estos hombres.

Del lado paraguayo los soldados estaban bien armados, además que contaban con cañones y morteros, ellos eran dirigidos por el teniente coronel José Félix Estigarribia, quien pensó que retomar el fortín sería una tarea sencilla, pero se sorprendió al ver que los bolivianos preferían perder la vida antes de ceder espacio, incluso haciendo retroceder a los "pata pilas" en los primeros ataques.

En el libro La Gran Batalla, "Memorias del General Marzana, Boquerón Guerra del Chaco", el autor menciona: "Cuanto heroísmo de ambas partes", al hacer referencia que esa contienda fue una epopeya de valor de los soldados de los dos países que defendían su causa, pero a nivel internacional se destaca más la bravura de los soldados bolivianos quienes en esta contienda, rodeados completamente por sus enemigos, se quedaron en las trincheras que habían cavado con las pocas herramientas que tenían, y que a momentos se lanzaban a luchar sin dar tregua, dispuestos a ser fusilados por las metralletas hasta que en un pésimo estado de salud, fueron tomados como prisioneros por sus rivales luego de dar una dura resistencia durante 20 días.

BIBLIOGRAFÍA

- La Gran Batalla, Memorias del General Marzana, Boquerón Guerra del Chaco, 1991, producciones CIMA

- Fortín de La Patria, gestiones 2012 y 2015.

Fuente: El fortín de LA PATRIA