Peligroso tráfico de fármacos

Lamentablemente, fuera de todos los riesgos a que es sometida la ciudadanía en los servicios de salud en general, sean los de servicio público que dependen directamente del Gobierno, los que corresponden al sistema de seguridad social o los que administran diversas instituciones sectoriales y finalmente las clínicas privadas, hay un riesgo latente que corresponde al tráfico de fármacos, negocio impulsado por mercaderes que no tienen mayor respeto a la vida de las personas.

Se trata del comercio de fármacos o medicamentos falsificados y fabricados en cantidades industriales y puestos libremente al comercio, abarcando incluso a centros médicos, las farmacias y de venta en puestos callejeros. Naturalmente de ese tipo de negocios, sólo personas irresponsables podrían adquirir medicamentos en la calle, sabiendo que al consumirlos corren un gravísimo riesgo. Pero de esa situación, el hecho de que los fármacos ilegales estén en farmacias particulares o en las que corresponden a los servicios médicos en general, el peligro es latente para toda la colectividad y por lo mismo entraña una enorme responsabilidad en los niveles superiores del área de salud nacional, donde deben darse explicaciones sobre el avance de este negocio ilegal y disponer las medidas de precaución para cortar la circulación de tales medicamentos.

Al conocerse el tema, lo que molesta es saber que el mayor porcentaje de ese material médico falsificado proviene de la China y otra cantidad no menos preocupante llega de la India, países con los cuales, nuestro Gobierno ha estado suscribiendo convenios, no precisamente sobre comercio de medicamentos, pero si en otros rubros que parece han sido parte de una influencia irregular, para omitir deliberadamente el trabajo de mercaderes de la muerte, como se tipifica a quienes negocian con fármacos falsificados, poniendo en riesgo la vida de miles de personas.

Cuando se manejan las cifras relacionadas con ese negocio de muerte, realmente aterra saber que más de 200 mil millones de dólares al año emplean los industriales delincuentes para saturar los mercados de varios países con su producto envenenado. La cifra de afectados no ha sido evaluada de manera general, pues esa suma significaría en el último año, por lo menos medio millón de afectados (fatales) sin contar otro alto sector contaminado y peligrosamente dañado en tratamientos con fármacos ilegales.

Menos mal que algunas autoridades se han hecho eco de las advertencias y recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para encarar investigaciones y establecer la calidad de medicamentos importados de diferentes países y laboratorios que garantizan la calidad de sus productos. Hay que lamentar que en la gestión 2016 se comprobó en nuestro país que el 55% de medicamentos provenían de la China, la mayoría falsificados, hasta leche infantil contaminada y como si fuera poco resulta que vacunas contra difteria, tétanos y poliomielitis eran simplemente inservibles. Actualmente hay que verificar la procedencia de vacunas contra la gripe y dolencias afines, pues si es producto asiático, es parte del cuento chino, que no debe ser admitido de modo alguno en los centros médicos.

Tras este fuerte sacudón que estremece la salud colectiva, hay urgencia de ampliar las investigaciones sobre el caso y más allá de la intervención de depósitos clandestinos de fármacos falsos en La Paz, debe extenderse al país, pero además previo un estudio especial, retirar de circulación todos aquellos medicamentos considerados falsificados e irregulares. Se trata de cuidar la salud de nuestra población.

Fuente: LA PATRIA