Loading...
Invitado


Domingo 02 de junio de 2019

Portada Principal
Cultural El Duende

Luis Nieto

02 jun 2019

Luis Nieto Miranda. Mejor conocido con el seudónimo "El Cholo Nieto". Perú, 10 de octubre de 1910 - 8 de enero de 1997. Prolífico poeta, además de cronista, compositor, periodista, ensayista y luchador social. Entre otros, es autor de los poemarios: Los Poemas Perversos (1932), Puños en Alto (1938), Mariátegui (1942), Charango. Romancero Cholo (1942), Itinerario de la Canción (1945), Romancero del Pueblo en Armas (1958), Guerrillero del Alba (1967), ¡Vietnam Libertador! (1969)

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Derrota de la lágrima

Ya no hay tiempo para la guitarra,

para el sollozo del corazón, amiga.

Ya no hay pájaros

iluminando el arco de tus años.

Ya no hay palomas

mirando fatigadas desde tus ojos.

Estás arrinconada

en la choza de viento de tus penas

y silenciosa me verás partir

desde más allá de tus lágrimas

sin comprender siquiera.

En nuestras manos

las banderas crecen y gritan

hasta quemar el aire.

¡Nuestras banderas, mi muchacha!

Ahora hasta tu nombre

me duele al caer de los ojos,

al pasar de rodillas

junto a mis sílabas

y crecer de improviso

como un clamor en mi costado.

Quiero decirte,

quiero que escuches el sonido rebelde,

el rumor de una letra de mando

que endereza mi sangre

y sus espinas.

Quiero que sepas

por qué mueren

los hombres por los hombres;

por qué en el mundo

hay seres

irremediablemente pobres;

por qué el andrajo

de repente es un rugido

galopando en el aire;

por qué los nuestros

terminan siempre

entre muros de olvido;

entre muros de olvido;

por qué los fusiles carniceros

les olfatean las raíces del sueño

y las culatas ignominiosas

les aplastan

los pechos rebosantes

de amor y de canciones.

Quisiera, amiga mía,

que algún día comprendas

con qué dulce barro de cariño,

con qué latido de cielo azul

hicimos nacer la palabra

Camarada,

tan buena y dolorosa

con su vientre de madre,

con su paso de grito,

con su puño de sangre,

con su frente de estrellas.

Cuando me veas partir

-y no es en vano-,

yo sé que

un silencio definitivo

como un cuchillo

de niebla y de lamentos

te partirá el corazón.

Y no podrás llorar.

¡Ya no podrás llorar siquiera!

Y cuando después adviertas

que enmudece el río

claro de tu alegría

y veas que afuera

la calle está poblada

de banderas y esperanzas,

me soñarás desde el recuerdo

y no sabrás por qué

los pobres miran mi corazón

acribillado

como el pan

que quisieran comer

y lo respetan.

Ya no hay tonada

para el sollozo,

amiga.

Ya no hay sonrisas

para encender

el horno de las guitarras.

Ya no es posible escuchar

la agonía de los sollozos

ni el canto de las lágrimas.

Mujer, angustia mía:

ya no es posible el cielo

y su lluvia de trinos

ahora que los hambrientos

marchan en línea de combate

a conquistar la vida!

Carta a la mujer ausente

Quisiera estar contigo

y caminar por la tarde

encendida de lágrimas.

El corazón

evocando canciones

se iría por los caminos.

Una sola palabra

y el pasado

caería a tus pies

herido como un pájaro.

¿Te acuerdas

de los árboles heridos

que dejaban caer

el llanto de sus hojas

tan tristemente?

Al final de la tarde,

el diálogo de las miradas

prolongaba el silencio.

La agonía del otoño

levantaba un eco dolorido

en nuestros pechos.

Para tus amigos: