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Domingo 02 de junio de 2019

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Revista Dominical

El terrorismo de género en el patriarcado contemporáneo

02 jun 2019

Por: Márcia Batista Ramos - Escritora, (mar_bara@yahoo.es)

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Es inaudito que en pleno siglo XXI las mujeres sigan perdiendo la vida por las manos masculinas, por el hecho de ser mujeres. A esos asesinatos de mujeres perpetrados por hombres se llama feminicidio. En la década de los noventa, feministas anglosajonas introdujeron el concepto. Aunque "femicide", argumenta Diana Russell, ha estado en uso desde hace más de dos siglos y apareció por primera vez en la literatura, en "A Satirical View of London" (Inglaterra, 1801) para denominar "el asesinato de una mujer".

Está establecido por los seres humanos más racionales, en el planeta, que el feminicidio es la manifestación más extrema del abuso y la violencia de hombres hacia mujeres; o sea, la consecuencia más extrema de la violencia de género, que representa la culminación de un continuum de terror antifemenino.

Son muertes que se producen como consecuencia de cualquier tipo de violencia de género, como: las agresiones verbales y físicas, la violación, la maternidad forzada (por la criminalización de la contracepción y del aborto) o la mutilación genital, tortura, esclavitud sexual (particularmente por prostitución), abuso sexual infantil (incestuoso o extrafamiliar), acoso sexual (por teléfono, en las calles, en la oficina, y en el aula), operaciones ginecológicas innecesarias (histerectomías), heterosexualidad forzada, esterilización forzada, en algunas culturas, incluso, negación de comida para mujeres. Siempre y cuando esas formas de terrorismo resultan en muerte, se convierten en feminicidios.

Son muertes que se producen como consecuencia de cualquier tipo de violencia de género, como: las agresiones verbales y físicas, la violación, la maternidad forzada (por la criminalización de la contracepción y del aborto) o la mutilación genital, tortura, esclavitud sexual (particularmente por prostitución), abuso sexual infantil (incestuoso o extrafamiliar), acoso sexual (por teléfono, en las calles, en la oficina, y en el aula), operaciones ginecológicas innecesarias (histerectomías), heterosexualidad forzada, esterilización forzada, en algunas culturas, incluso, negación de comida para mujeres. Siempre y cuando esas formas de terrorismo resultan en muerte, se convierten en feminicidios.

¿Por qué seguimos sin movernos ni una coma de lo que es la Barbarie?

Seguramente porque existen pozos interminables en los corazones de los seres humanos, esos pozos siguen siendo oscuros, llenos de odio y maldad hacia los demás seres vivos.

En el mundo globalizado, digitalizado, aún está impresa en el inconsciente colectivo la supremacía del hombre sobre la mujer; como si se tratara de especies diferentes, como si las mujeres fueran seres inferiores que existen para servir al hombre y para someterse a él en cualquier circunstancia.

¿Por qué un titular dice: "Una joven madre de 22 años es la primera víctima de feminicidio del año en Oruro"?

¿Será que debemos, como sociedad, esperar la segunda y las otras víctimas?

¿Y por qué el titular no habla del miserable, infame, criminal, que terminó con una vida?

Es obvio, el discurso dominante: patriarcal, androcéntrico y misógino refleja el grado de atraso de nuestra sociedad.

Ese titular refleja una barbarie, cuyo impacto parece ser amortiguado al decir: "joven" y "madre". Cuando en realidad no importaba su edad, ni su prole; lo importante es una vida cercenada por manos asesinas y bestiales de un psicópata que se atrinchera en su estado etílico.

A diferencia de otros tipos de asesinato, los feminicidios suelen ocurrir en el hogar como consecuencia de violencia de género. Como si fuera normal que las mujeres vivan bajo el estigma de la violencia, con la muerte bajo el mismo techo, el asesino compartiendo el mismo lecho y su vida siempre en vilo.

Los hombres asesinos, también matan a otras mujeres que no son sus parejas; se trata del asesinato de mujeres que son secuestradas, torturadas y violadas. Y sus cadáveres, semidesnudos o desnudos son arrojados donde no vean al cobarde homicida.

Lógicamente el Estado, refuerza el dominio patriarcal al no aplicar la justicia prontamente y de manera proba. Manteniendo a los familiares de las víctimas y a todas las mujeres sometidos a una inseguridad permanente e intensa. Por el período continuo e ilimitado de impunidad y por la complicidad al no sancionar a los culpables y otorgar justicia a las víctimas.

Vivir en una sociedad donde el patrimonio moral es frágil, sumado al profundo sentido de insubordinación a las leyes y de alto grado de subordinación a los instintos más bajos, hace que los individuos vean sin asombro todas las atrocidades que ocurren cuando las víctimas son niñas o mujeres.

Por eso, en vísperas del día de la madre boliviana, las noticias daban cuenta de una muerte más, esta vez una niñamujer de 18 años, madre adolescente con sueños y futuro por delante: "Elina, joven madre chapaca, fue asesinada a puñaladas en Oruro" .

Otra vez, la naturalidad ante el hecho atroz. De nuevo la prensa machista amortiguando los hechos: "joven", "madre", "chapaca". ¿A quién importa la edad de esa mujer? Cuando su vida y dignidad es lo que verdaderamente importa. ¿Qué diferencia hace que era madre? Cuando su vida y sueños fueron brutalmente quitados por un odioso asesino. ¿A quién diablos importa dónde nació Eliana? Si el hecho que no se maneja con visión amplia y profesional: ES DE SU VIDA SEGADA EN MANOS DE UN VAR?N QUE NO ES MÁS QUE UN MONSTRUO, UNA BESTIA?

Hasta en la forma de abordar la noticia, percibimos, una vez más, las relaciones sociales inequitativas de género, que distinguen los sexos, abriendo paso para estos actos crueles. También categorizados dentro de los crímenes de odio, dado que ocurren en un contexto en el que lo femenino ha sido estigmatizado durante años; desde siempre?

Las mujeres deben alejarse del machismo, sea en discurso, sea en la práctica. Las mujeres deben reprochar a los hombres machistas para no contribuir con el terrorismo de género vigente en el patriarcado del siglo XXI.

Las periodistas mujeres deben ser las primeras en alejarse del discurso misógino que ayuda a invisibilizar a la mujer y sus derechos; y la cosifica como si fuera un objeto de su pareja, que puede ser usado, abusado, asesinado.

Ha llegado el momento en que los titulares deben hacer énfasis en el monstruo, esperpento que cometió el crimen contra una mujer; y mostrar la cara del bandido al envés de hacer énfasis en detalles que no dicen respecto a la importancia de la vida de la mujer víctima de feminicidio.

Muchos países no diferencian entre los homicidios y los feminicidios, sin embargo, se calcula que cada año se perpetran alrededor de 66 mil feminicidios en el mundo. Por supuesto que el número de feminicidios está minimizado? ¡Infelizmente!

De igual manera, porqué las niñas maltratadas, son fruto de la manera como se organizan las relaciones entre hombres y mujeres. Esta violencia es sistémica, se produce y se reproduce en relaciones diferenciadas de poder entre hombres y mujeres, entre adultos y menores. No obstante, es el hombre quien la ejerce mayoritariamente, con consecuencias fatales para las niñas.

Dice la Real Academia Española que terrorismo es "dominación por el terror" y, en una segunda acepción, es una "sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror". Según Julia Monárrez , "el feminicidio toma en consideración: la relación inequitativa entre los géneros, la estructura de poder y el control que tienen los hombres sobre las niñas y mujeres para que ellos dispongan el momento de su muerte; los motivos a los que se recurre para justificar el asesinato; los actos violentos que se ejercen en el cuerpo de la víctima; la relación de parentesco entre la víctima y el victimario; los cambios estructurales que se dan en la sociedad; la falta de investigación y procuración de justicia por parte de los aparatos de impartición de justicia, y la responsabilidad y/o complicidad del Estado".

En realidad, todo conlleva a victimizar a la mujer, solamente por su condición de mujer.

Por otra parte, es Ana Carcedo quien describe los tipos de feminicidio: "Femicidio íntimo: Son aquellos asesinatos cometidos por hombres con quienes la víctima tenía o tuvo una relación íntima, familiar, de convivencia, o afines a estas. Femicidio no íntimo: Son aquellos asesinatos cometidos por hombres con quienes la víctima no tenía relaciones íntimas, familiares, de convivencia, o afines a estas. Frecuentemente, el femicidio no íntimo involucra el ataque sexual de la víctima. Femicidio por conexión: mujeres que fueron asesinadas "en la línea de fuego" de un hombre tratando de matar a una mujer. Este es el caso de mujeres parientes, niñas u otras mujeres que trataron de intervenir o que simplemente fueron atrapadas en la acción del feminicida". Entre otros tantos tipos de feminicidio, que otros autores catalogan.

Como el feminicidio infantil: "Es el asesinato de niñas, por hombres o mujeres, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder que les otorga su situación adulta sobre la minoría de edad de la menor". Catalogado, también por Ana Carcedo.

Independientemente de toda teorización, sobre la violencia machista; de los datos que algunos organismos tratan de catalogar; o del nombre con que se llame los asesinatos de mujeres y niñas; la sociedad en su conjunto, tiene que luchar contra el sistema patriarcal enfermizo que existe en la sociedad contemporánea y que sigue ejerciendo violencia por parte de los hombres contra las mujeres en su deseo de obtener poder, dominación o control. Incluyendo los asesinatos producidos por la violencia intrafamiliar y la violencia sexual.

Todas las mujeres tienen derecho a una vida sana y segura. Una vida personal alejada del terrorismo machista, no tiene que convertirse en un acontecimiento sobrenatural para ninguna mujer.

El mundo fue creado para la humanidad entera, para su felicidad inconmensurable, por eso, el terrorismo de género en el patriarcado contemporáneo, tiene que terminar para la seguridad de las niñas y mujeres que pueblan el planeta y sin las cuales no hubiera vida.

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