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Domingo 02 de junio de 2019

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Mundo - Internacional

Las 7 víctimas del gulag rumano que serán beatificadas por el Papa en Rumanía

02 jun 2019

Fuente: Marcel Gascón - Bucarest, 1 jun (EFE)

Este domingo, en el último día de su visita que comenzó el viernes a Rumanía, el Papa Francisco beatificará a siete mártires de la Iglesia que murieron a manos del régimen comunista (1948-1989) de este país balcánico.

La ceremonia tendrá lugar en el "Campo de la Libertad" de la ciudad transilvana de Blaj, sede de la Iglesia greco-católica rumana a la que pertenecían los obispos que a partir del domingo pasarán a ser beatos.

Esta rama del catolicismo se creó a finales del siglo XVII, cuando el Imperio católico austríaco de los Habsburgo se hizo con el control del territorio de Transilvania.

Entonces, algunos prelados ortodoxos rumanos que vivían en la región aceptaron la autoridad del papa católico, a cambio de poder mantener el rito oriental griego-bizantino con que se manifiesta la fe ortodoxa.

Desde su nacimiento, esta corriente también conocida como "Iglesia Rumana Unida con Roma" ha desempeñado un papel de liderazgo en la sociedad civil de Rumanía.

Según explicó a Efe el académico rumano Ioan-Aurel Pop, los greco-católicos impulsaron la emancipación de los rumanos de Transilvania, y fueron la religión que con más abnegación resistió al totalitarismo comunista.

Según explicó a Efe el académico rumano Ioan-Aurel Pop, los greco-católicos impulsaron la emancipación de los rumanos de Transilvania, y fueron la religión que con más abnegación resistió al totalitarismo comunista.

La iglesia greco-católica rumana fue el credo más perseguido y el único prohibido expresamente por el régimen comunista.

Para este domingo se espera que miles de creyentes, tanto ortodoxos como romano-católicos y greco-católicos, acudan a la explanada en la que se celebrará la misa de la beatificación.

Uno de los mártires que serán honrados por Francisco es el obispo Ioan Suciu, nacido en Blaj en 1907 y muerto en 1953 después de varios ingresos en la cárcel en la temida prisión rumana de Sighet.

Allí murió a causa de las enfermedades que contrajo durante su reclusión en régimen de aislamiento.

Como todos los demás jerarcas greco-católicos arrestados en esa época, Suciu fue detenido por negarse a unirse a la Iglesia Ortodoxa Rumana, una institución que el régimen consideraba más fácil de someter por no ser parte de una institución universal como la Iglesia Católica de Roma.

"No os dejéis embaucar por los comités, por las palabras, las promesas y las mentiras y resistid con firmeza en la fe por la que han derramado su sangre vuestros antepasados", dejó el obispo escrito al comenzar su periplo por las cárceles comunistas.

Otro de los beatificados será el obispo Valeriu Traian Frentiu, que murió en la misma prisión de Sighet en 1952 tras pasar por un campo de detención creado especialmente para greco-católicos.

El obispo Alexandru Rusu, por su parte, nació en 1884 y fue condenado a 25 años de trabajos forzados en 1957 por "alta traición".

Rusu murió seis años después bajo custodia de las autoridades comunistas, que le enterraron sin un servicio religioso en un cementerio para presos políticos y ordenaron después arar el terreno con tractores.

Entre estos siete mártires está además el obispo Iuliu Hossu, que murió bajo arresto en 1970 a los 85 años.

En 1973 el Papa Pablo VI desveló que Hossu había sido nombrado cardenal ´in pectore´ (en secreto) un año antes de su muerte.

Por su parte, el obispo Vasile Aftenie fue detenido en 1948 después de recriminar en público a un grupo de religiosos greco-católicos que cedieran a la presión del gobierno y se unieran a la iglesia ortodoxa.

Aftenie murió bajo custodia del Estado tras ser sometido a horribles torturas ordenadas por el célebre agente soviético y jefe de la Securitate, Alexandru Nicolschi.

En el año en que los comunistas tomaron todo el poder en Rumanía fue detenido el obispo Ioan Balan.

Como le ocurrió a la mayoría de sus correligionarios en algún momento, Balan pasó por varios monasterios ortodoxos convertidos en campos de prisioneros para greco-católicos. Murió en 1959 tras años de trabajos forzados y aislamiento.

Fuente: Marcel Gascón - Bucarest, 1 jun (EFE)
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