Martes 28 de mayo de 2019
ver hoy
Existen muchos poemas, prosas, ensayos, libros, canciones que evocan la imagen de la madre como un ser divino, lo más cercano a Dios, pero muchas al serlo se frustran porque no se sienten tan fuertes, tan sabias, tan perfectas como Dios.
Muchas madres erramos, nos equivocamos, "metemos la pata", nos caemos, nos sentimos débiles y nos cansamos, por eso llegamos a pensar, "¡hey, al parecer no soy una buena madre!", creemos que deberíamos ser fuertes, sabias y valientes, y por sobre todo nunca agotarnos con tantas demandas.
A veces vivimos complaciendo a los demás, sobre todo a los hijos, para que luego sean ingratos e insolentes con nosotras, y ahí también sentimos frustración y sentimos que fracasamos.
Pero debemos pensar en algo, somos humanas y siempre cometeremos errores, somos fuertes, pero no somos de hierro y llegaremos a cansarnos en algún momento, a ratos nos sentiremos débiles, pero no olvidemos que tenemos una inmensa fuerza interior, no somos perfectas, pero somos perfectibles, si fracasamos no es el fracaso de toda nuestra vida, solamente en alguna situación y ese fracaso está para mostrarnos qué camino debemos evitar, y finalmente si caemos debemos saber levantarnos.