Esta semana noticiosa estuvo marcada en Bolivia por las declaraciones del Secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro; por las reacciones del Ministro de Gobierno Carlos Romero contra internautas y contra un reconocido periodista de Santa Cruz; y por la visibilidad de la profunda relación del circuito coca cocaÃna con el poder polÃtico partidario.
Almagro, funcionario internacional de alto nivel, intentó respaldar la candidatura inconstitucional de Evo Morales, contradiciendo sus opiniones anteriores y sin tomar en cuenta que, a diferencia de otros paÃses, en Bolivia hubo un referendo que perdió el oficialismo. Ninguna medida posterior puede ignorar el resultado: "Bolivia dijo No".
Lo más inexplicable, si no queremos pensar mal, es la visita de Almagro al Chapare y cómo lució una guirnalda de hojas de coca de la región considerada fundamental para la materia prima de la cocaÃna que termina envenenando a jóvenes de todo el continente. Además, bailó con mujeres bajo sospecha de ser parte de un clan vinculado al narcotráfico.
Lo más inexplicable, si no queremos pensar mal, es la visita de Almagro al Chapare y cómo lució una guirnalda de hojas de coca de la región considerada fundamental para la materia prima de la cocaÃna que termina envenenando a jóvenes de todo el continente. Además, bailó con mujeres bajo sospecha de ser parte de un clan vinculado al narcotráfico.
Sin embargo, el lunes, la ciudadanÃa conoció asombrada las amenazas agresivas de la propia autoridad contra un periodista que se distingue por su profesionalidad del matutino "El Deber", órgano que goza de la más amplia credibilidad por el manejo responsable de sus contenidos.
La rabieta de Romero, quien suele ser más sereno, está vinculada al mayor escándalo de narcotráfico desde la tragedia de Huanchaca en 1986. Por una filtración de un audio y el trabajo de la prensa, el paÃs conoció fuertes indicios de la captura del estado en manos de narcotraficantes, empezando por la policÃa y el poder judicial.
El caso Montenegro no es solamente un asunto de comisarÃa, sino que devela cómo el circuito coca cocaÃna puede llegar a vincular a mafiosos bolivianos con comandos brasileños, carteles colombianos y los emporios delictivos italianos. Es la prensa local e internacional la que contribuye a difundir los datos.
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