Con amenazas no hay prensa libre

"Una prensa sin restricciones y sin temor es el mejor aliado de una Nación libre y próspera", es una apreciación de un destacado periodista y columnista internacional, al referirse en el tiempo actual a una serie de factores adversos que ponen en riesgo la libertad de expresión y a no dudarlo, la libertad de prensa. Se trata de circunstancias que se producen en varias naciones, especialmente en aquellas en que además se vulneran libertades y derechos.

Los periodistas saben de las dificultades que en el último tiempo entraña la responsabilidad de escribir, decir o mostrar verdades, denunciando aquello que por sus características se convierte en delito y por lo mismo debe ser de conocimiento del soberano, cuya propiedad natural, como los recursos y bienes púbicos son mal utilizados, situación que de uno u otro modo menoscaba la economía y la seguridad ciudadana.

El ejercicio de la prensa libre debe estar abierto a cuestionar e interpelar las actitudes engorrosas e ilegales de muchas personas que se amparan en el manejo de la cosa pública, como si la misma fuera de su propiedad, sin entender que el patrimonio nacional es del pueblo y no puede ser usufructuado indebidamente. Para los periodistas encarar, interpelar o cuestionar las arbitrariedades que se cometen, se denuncian o se descubren, será siempre una realidad incómoda que puede enfrentar al poder circunstancial de algunos funcionarios.

El buen periodismo que es práctica de la verdad, tropezará necesariamente con el rechazo de quienes niegan los hechos, aunque las evidencias demuestran lo contrario y es en esa alternativa que el buen periodista mantiene su veracidad y no la cambia, ante lisonjas de algunos incriminados o ante la amenaza directa de alguien que ostenta poder político.

La comunidad está pendiente de la información, cuyo origen responde al trabajo responsable de periodistas independientes, que trabajan en cumplimiento de su apostolado de servicio a la comunidad, sin servirse de ocasiones prebendalistas que buscan el cambio o la alteración de la información fidedigna que obtiene el buen reportero.

Una de las grandes misiones de la prensa libre y también de los medios de comunicación en general es exigirle al poder gobernante que rinda cuentas de sus actos y lo haga de manera frecuente, para saber que la administración pública marcha con tropiezos, pero sin embustes.

Cuando se habla de la libertad de prensa, es necesario remarcar la imposibilidad de vivir en un Estado de derecho y en democracia real sin una prensa que desarrolle sus actividades libremente, sin temores, sin presiones y enmarcando los hechos en una realidad que no oculte nada y al contrario facilite a los periodistas conocer el desenvolvimiento de todas las actividades públicas que están ligadas a programas que hagan posible el cumplimiento de metas para "vivir mejor". Lo creíble es parte de la información que se obtiene en las fuentes oficiales, la que no puede distorsionarse con actitudes reñidas con la moral, la seriedad o la responsabilidad que deben ser pruebas de rectitud en la amplitud del intrincado aparato gubernativo.

Se ha estado registrando una serie de hechos que ponen en duda las garantías ofrecidas a periodistas y medios, de ahí que algunos profesionales del sector se han visto obligados a recurrir a la "autocensura" o han preferido limitar su trabajo, ante vedadas amenazas originadas en el poder central. No es la mejor opción, pero ante la inseguridad bien vale la pena reclamar el respeto a la libertad de prensa, a los derechos, la democracia y la justicia.

Fuente: LA PATRIA