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Nunca ha visto uno en vida libre, pero el cientÃfico mexicano Ramón Bonfil tiene a los peces sierra en su cabeza cada dÃa que se echa al mar para buscar restos de ADN de un animal que define como "de fantasÃa" y al que quiere salvar de la extinción.
Bonfil, ya entrado en la cincuentena, cuenta a Efe que desde niño quedó fascinado por estos peces emparentados con los tiburones al verlos en los cómics mexicanos de los años 60, cuando "todavÃa estaban muy presentes en la conciencia de la población" y se daba por hecho que estaban vivos.
Todo comenzó con un recorrido por las costas mexicanas que duró tres años "preguntándole a los pescadores y a los habitantes de la costa si habÃan pescado estos animales, si los conocÃan, cuándo era la última vez que habÃan visto uno".
"Los resultados indicaron que los pescadores muy viejos lo conocÃan y que los jóvenes ya no", apunta.
Su desaparición fue silenciosa durante los años 60 y 70 y se agravó en los 80, siendo ya "muy escasos".
Mientras recorrÃa las costas hablando con los pescadores, empezó a lanzar algunas redes en zonas seleccionadas para ver si daba con algún pez sierra y podÃan colocarle un geolocalizador. No hubo suerte.
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