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Domingo 19 de mayo de 2019

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Cultural El Duende

El pequeño libro que voy a escribir

19 may 2019

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Quiero escribir un libro corto.

Voy a tardar meses y meses en ensamblarlo, dos o tres líneas cada día por lo de la concentración necesaria para calibrar las sorpresas, para tender las trampas.

Pienso en astucias por las cuales se podrá leer diez, veinte veces el libro y no seguir la misma historia aun reconociendo los personajes, el lugar donde viven y algunas de sus acciones.

Habrá versiones para la tarde, y otras versiones de colores chillones; lecturas que riman y otras que habrá que cantar.

Y mis amigos, cuando yo haya muerto, tendrán alguna dificultad en leerlo: se les nublará la vista cuando vean la tapa del libro.

Es posible que digan a sus nietos, sin querer explicarles la razón de su emoción: "he conocido al autor antes de que haga este libro".

Y los jóvenes sonreirán al ver tan enternecido a un abuelo habitualmente sombrío, tan emocionada una abuela siempre tan serena.

Un pequeño libro, digo, para que quepa en su mano y que se cuele en su bolsillo o su bolso; un libro que Ud. abre y el aire ambiente es diferente y la lluvia ya es otra cosa, y el ángulo de los árboles con el suelo o el ruido del mar.

Un pequeño libro, digo, para que quepa en su mano y que se cuele en su bolsillo o su bolso; un libro que Ud. abre y el aire ambiente es diferente y la lluvia ya es otra cosa, y el ángulo de los árboles con el suelo o el ruido del mar.

En los huracanes y bajo las cortinas del agua, cuando la tarde despierta el deseo de hacer el amor, cuando emociones raras atraviesan un día ordinario, cuando idiomas desconocidos llaman el sentido y perfumes hace un agujero en el calor, son momentos cuando mi pequeño libro le recordará quién es, quién quiere ser, quién tira los hilos de su trabajo de punto y quién, cuando Ud. cae en el sueño, toma su sitio al lado de su cuerpo y cruza la noche en silencio, sin llanto, sin cerrar los ojos una sola vez tan segura en el alba.

Voy a hacer un pequeño libro que será como un pañuelo que uno doble y pone en su bolsillo por si hay que llorar un poco más tarde; un libro para sacar del olvido a los compañeros de la infancia que ya se han ido; un libro para anunciar el día después de mañana y sugerir que merece la pena vivir hasta entonces.

Un libro ingenioso, un libro que quedará después de mí y que no me necesitará, en el cual mi nombre se hundirá como el más anónimo de los salmones que emprende su última subida de los grandes escalones de agua hacia una muerte certera y reconfortante.

Quiero hacer un pequeño libro, un libro diminuto, corto e íntimo, cómplice y encantador; un libro para reír y para llorar cuando es hora de llorar o de reír.

No se trata de un libro para decir, no.

Más bien un libro para acompañar, un libro para ir hacia algún lugar, para indicar el camino y no necesariamente encontrar.

Un libro para ti; para nadie más que para ti.

Y dentro de trescientos sesenta años, todavía estaré allí, en el libro pequeño, y mi mano estará en la tuya como ahora.

Y ya nadie jamás habrá muerto mientras mi libro habrá fijado, a amigos y lectores, a familia y transeúntes, en la embriagada inmovilidad de la serenidad.

Voy a escribir un libro corto y tomarme todo el tiempo necesario para escribirlo.

Ã?mile Martel.

Poeta y escritor canadiense

de lengua francesa

Para tus amigos: