Corre el tiempo electoral

Cuando avanzamos en la segunda quincena del presente mes de mayo, recordamos que el día 27 está fijado para que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) emita de manera oficial la convocatoria a las elecciones generales de octubre venidero, lo que significa que poco menos de cinco meses servirán para que los partidos, agrupaciones y plataformas ciudadanas puedan promocionar a sus candidatos y estos a su vez aprovechen de la mejor manera posible, el tiempo que viene para exponer más que ideologías, programas de acción a favor de la colectividad que estará pendiente de conocer las ofertas electoreras.

El tiempo se acorta cada vez más para el acontecimiento eleccionario que en ciertos círculos ha dejado de ser enteramente democrático, debido a las posiciones de líderes políticos de la oposición que consideran una vulneración a las leyes llevar adelante la "repostulación" del binomio oficial.

La observación pasa sin mayor efecto por los vericuetos del aparato político gubernamental donde más bien se espera la anunciada convocatoria, para "formalizar", no precisamente legalizar, la campaña electoral que con seguridad se acrecentará en sus contenidos y la masiva difusión de los mismos, situación que no será igual para todas las "tiendas políticas" cuya oferta difícilmente tendrá acceso a una mayoría de medios de comunicación.

El voto popular definirá en octubre la elección de presidente, vicepresidente y asambleístas nacionales, incluidos en bolsas separadas o por mejor decir en "papeletas diferentes" que, depositadas en las ánforas electorales, vaciadas al final de la jornada y contados los votos uno por uno, establecerán la decisión ciudadana, reconociendo la voluntad del soberano.

Propiamente a partir de junio se abrirán las propuestas políticas, unas más que otras con mayor profusión, pero dependerá de capacidad, ingenio y voluntad suplir las restricciones económicas con estrategias que lleguen de verdad a la conciencia ciudadana y motiven su interés y responsabilidad en función de las necesidades del país y no de los candidatos.

La parte compleja del asunto es que en la medida que se acorte el tiempo, mayor será la intensidad de la promoción política, paralelamente se incrementará a no dudarlo otra parte del tipo de campaña "tradicional" que incluye la guerra sucia y no perdona ni a moros, ni cristianos, pues a todos con o sin razón les salpicará algo del lodo electoral.

La falta de espacios apropiados para el debate abierto, es una deficiencia del esquema electoral, a lo que se suma la resistencia de algún candidato para debatir con oponentes mientras otros preferirán usar alternativas que van por las denuncias, los insultos y hasta las amenazas, en un proceso que resta credibilidad a la condición de elegir, respetando la democracia y las leyes.

Todavía hay quienes creen en que, al definirse la convocatoria a elecciones, podría darse el golpe de timón que necesitan algunos partidos para dirigir sus naves hacia una esperada concertación, que en realidad es lo que gran parte del electorado aún está esperando, bajo la consigna de que la unidad de opositores no es una opción, más bien se trata de una obligación.

Las cosas de momento van por senderos de dudas y en cuestión de días más podrían despejarse algunas o quien sabe se profundicen, poniendo en evidencia el hecho de que prevalecen grandes intereses partidarios que se sobreponen a la voluntad y expectativa de la comunidad, que de todos modos, ya muestra cansancio ante el manejo discrecional del sistema político nacional, propiamente librado a su suerte, sin mucho provenir.

Fuente: LA PATRIA