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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Contrabando (Parte 2) - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
A partir de la creación de la zona franca de Iquique, a mediados de los años 70, el comercio en Oruro comienza a desligarse de la minería. Por lo general, las zonas francas y la globalización del comercio, promueven el contrabando que se inicia en las poblaciones fronterizas, cuyos habitantes se dedican íntegramente al comercio y el transporte. La rápida capitalización y la conformación de poderosas redes familiares con identidad, códigos y reglas propias e impenetrables, les permiten ampliar sus actividades dentro y fuera del país, convirtiendo no sólo a las ciudades, sino a muchas poblaciones intermedias en centros dinámicos de comercio informal. Entre otros factores que favorecieron el contrabando están el desempleo, el arancel simplificado, fronteras desprotegidas y la corrupción de algunos funcionarios públicos herencia que tuvo su época de oro en el gobierno de Banzer-Paz Zamora.
El lado positivo del florecimiento del comercio se observa en la construcción de edificios y modernas galerías comerciales en la ciudad, contrariamente a lo ocurrido en los años de bonanza de la minería. Suena a maldición la permanente fuga al interior y exterior del país de grandes fortunas generadas por la minería, donde construyeron condominios, hoteles, y otros negocios. Cuánto de verdad contiene la frase: “Oruro, tierra de gringos y gitanos…”, que llegan, se enriquecen y se van sin dejar nada, complemento que se le olvidó incluir al poeta de marras.
Precariedad y Pauperización
Pero no únicamente fue la intensidad del comercio internacional lo que fortaleció la vocación comercial de Oruro. La falta de empleo, mal endémico que azota a la población del occidente desde antes de la fundación de Bolivia, fue determinante para que especialmente la juventud, elija el comercio informal como medio de sobrevivencia. En el marco del capitalismo neoliberal establecido a partir del D.S. 21060, la precariedad amplió sus fronteras, cobró un impulso inusitado y aumentó el desempleo, potenciando aún más la asimetría existente entre capital y trabajo. Parte de la población joven se vio forzada a adaptarse a las nuevas reglas de juego y aceptó como un mal necesario el riesgo laboral y la imposición de condiciones indignas de trabajo. La generalización de la precariedad quebró la solidaridad social, laboral y política, generando un horizonte signado por la inestabilidad y la incertidumbre. Con el tiempo, todo esto dejó de ser "nuevo" y tendió a ser vivido como algo "natural". En el ámbito de las relaciones sociales, la precariedad se nutrió de una espesa trama de corrupción, que potenció su peligrosidad con la activa complicidad de algunos sectores del aparato estatal, que está cambiando ostensiblemente su manera de intervenir sobre la sociedad. Si antes el Estado estaba empeñado en apoyar, facilitar e institucionalizar la colonización de lo privado sobre lo público, ahora se afana en minimizar/satanizar lo privado y promover el capitalismo de estado.
Otro elemento que marca el impulso del comercio es la pauperización de la clase media mestiza y de bajos ingresos económicos, incluidos los profesionales y experimentados técnicos, constituyéndose en los sectores más vulnerables de la población, sin un horizonte de expectativas y despojados de derechos a la protección laboral, a la seguridad y a la vida misma. Pese a todo, una parte apreciable de esa clase media, por afinidad ideológica, étnica y preñada de oportunismo político, deviene paulatinamente en destinataria privilegiada del nuevo modelo de relaciones laborales, remozando la fachada burocrática estatal urbana con maquillaje aymara, pero conservando en lo íntimo su formación neoliberal aprehendida en las aulas universitarias y los partidos políticos.
Empero, la mayor parte de estos sectores, a la luz de las políticas de cambio, aparecen como la expresión por antonomasia de la población sobrante que no tiene un lugar en la sociedad. La expresión paradigmática de esta forma de exclusión es el desempleo. Para paliar su desventura, estos sectores han vislumbrado un futuro en la informalidad y la ilegalidad. Por eso es que ante el propósito de eliminar la actividad informal, incluido el contrabando, se vislumbre un sismo/conmoción en la sociedad que podría agudizar el desempleo. Ante ese temor, los sectores involucrados anuncian tomar múltiples acciones de protesta callejera donde seguramente denunciarán la precariedad como algo anormal e insoportable y posiblemente le exijan al Estado cumplir con su rol principal de proveerles empleo digno, dada la responsabilidad asumida en la conducción de la nueva economía centralista y planificada desde el Estado.
Colofón
Los tiempos de la sociedad y los tiempos de la economía están cambiando. La historia boliviana, prolífica en políticas de cambio, hace pensar a los políticos que la historia comienza con ellos y así es como continuamos dando vueltas en el mismo círculo vicioso, postergando nuestro desarrollo. Los gobernantes tienen que saber escuchar, reflexionar y decidir inteligentemente para que sean más los beneficiados y menos los afectados.
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