Los dictadores han sido abundantes en la historia de Latinoamérica, empezando por el sátrapa Páez, en Venezuela, que contribuyó a defenestrar a Simón Bolívar, continuando por una larga data de caudillos totalitarios como Melgarejo en Bolivia. En tiempos más actuales se puede hablar, sin "pelos en la lengua" de Trujillo, o los tres Somoza, Pinochet y Videla. Y, hoy en día, no sería raro, sino pertinente, referirse a Evo Morales Ayma y Daniel Ortega; todos sujetos apropiados por el poder político para imponer un orden maldito y pervertir a los pueblos.
Ahora, la realidad se encuentra signada por un proceso de liberación de Venezuela. La principal Autoridad del Parlamento venezolano, Juan Guaidó, llamó a "toda Venezuela a las calles" para continuar lo que denomina la "Operación Libertad", con la que espera que abandone el poder el gobernante Nicolás Maduro: "Maduro no tiene respaldo ni respeto de la Fuerza Armada, mucho menos del pueblo de Venezuela porque no protege a nadie, no ofrece resultados, no ofrece soluciones", dijo Guaidó en un video publicado en sus redes sociales. Y tiene razón porque el dictador es un ignorante completo, un individuo que se aprovecha del discurso socialista para justificar sus desatinos. De manipular sabe algo, pero de teoría política nada.
Ahora, la realidad se encuentra signada por un proceso de liberación de Venezuela. La principal Autoridad del Parlamento venezolano, Juan Guaidó, llamó a "toda Venezuela a las calles" para continuar lo que denomina la "Operación Libertad", con la que espera que abandone el poder el gobernante Nicolás Maduro: "Maduro no tiene respaldo ni respeto de la Fuerza Armada, mucho menos del pueblo de Venezuela porque no protege a nadie, no ofrece resultados, no ofrece soluciones", dijo Guaidó en un video publicado en sus redes sociales. Y tiene razón porque el dictador es un ignorante completo, un individuo que se aprovecha del discurso socialista para justificar sus desatinos. De manipular sabe algo, pero de teoría política nada.
El secretario estadounidense de Estado, Mike Pompeo, aseguró, que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, estaba listo para abandonar su país "esta mañana", pero recibió indicaciones de Rusia de que debía permanecer ahí. "?l tenía un avión en la pista, estaba listo para irse esta mañana, por lo que sabemos, y los rusos le dijeron que debería quedarse", dijo Pompeo en una entrevista con CNN. Son afirmaciones demagógicas ya que Maduro no está listo para irse todavía.
El levantamiento de un grupo de militares en Venezuela dejó al menos 200 personas heridas y permitió la liberación del dirigente opositor Leopoldo López. Tras el motín que no consiguió el objetivo de derrocar a Nicolás Maduro, existe incertidumbre. El llamado tuvo una respuesta inmediata de centenares de venezolanos, especialmente en el municipio de Chacao, donde simpatizantes de la oposición se enfrentaron durante horas con las fuerzas de seguridad y los "colectivos", nombre con el que se conoce a grupos de civiles habitualmente armados que actúan en defensa del chavismo. López burló legítimamente la condena de más de 14 años de cárcel que pagaba en su domicilio y se trasladó hasta la base aérea militar de La Carlota. Guaidó dijo más temprano que éste fue puesto en libertad por funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) que cumplieron su "orden" luego de que les ofreciera "amnistía y garantía de indultos".
Uniformado y con un fusil, uno de los militares sublevados justificó el alzamiento en respaldo de Guaidó: "Somos pueblo". "Nosotros también somos pueblo y ya estamos cansados de esta dictadura (?). Tenemos familiares. Sabemos lo que están sufriendo", dijo a la AFP uno de los alzados junto a una decena de compañeros. Los insurrectos estaban rodeados por miles de ciudadanos que llegaban en su apoyo a la base aérea de La Carlota. Al final se asilaron en la Embajada de Brasil sin la participación activa del Ejército Venezolano.
El intento, con apoyo de militares insurrectos, no culminó en victoria contundente, pero no se trata de una derrota, sino de la continuación de una lucha larga y tormentosa. Mucha gente le teme a la sangre humana, pero no al hambre y a la persecución política, acompañada de la proscripción de la palabra. Es inútil creer que los dictadores se irán por voluntad propia. El poder les ha envilecido y se encuentran en una cárcel justificada por el poder sangriento. Maduro se irá pronto y los dictadores de toda laya también, aunque más tarde. La rebelión es necesaria para acabar con estos sujetos pérfidos. Y la sangre correrá necesariamente. La Revolución no se hace con rosas, aunque la acompañan.
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