Transparencia frente a la corrupción

Está claro que una serie de hechos que se develan de manera recurrente, complican cada vez más el poder político cuyos protagonistas, la mayoría en funciones públicas, aparecen involucrados en una serie de hechos ilegales que se caracterizan por el abuso del poder que ejercen en situaciones coyunturales que les permiten un mal uso de recursos económicos, de los bienes del Estado y hasta de personas que se convierten en cómplices de oscuras acciones que alteran el orden constituido y el respeto a la legalidad y los derechos ciudadanos.

Esa serie de actividades ilícitas que han sido parte de muchas gestiones gubernamentales, pues en una más que en otras, no faltaron los personajes que movieron las fichas del tablero político, para favorecerse de manera directa y ampliar ciertas condiciones hacia personas del entorno familiar e incluso de seguidores comprometidos en función de sacarle tajada a la torta en el momento preciso.

La corrupción se da de diferentes maneras, desde las acciones desembozadas que practican los políticos con poder, pasando por los niveles en que ciertas órdenes se cumplen y se cobran o pagan, según la situación emergente de acuerdos que persisten y que cuando no alcanzan su plenitud, se convierten en la motivación más sencilla de hacer denuncias y complicar la vida de mucha gente, todo en función a la presión política, la frustración de ciertos propósitos y la reacción humana más natural entre personas sin conciencia y de pocos valores éticos, es la venganza que se convierte en "otro caso de corrupción".

La política criolla como la practican algunos elementos susceptibles de inclinarse al lado de mayores ventajas materiales, indudablemente es la que atrapa la mayor cantidad de personas que buscan "cobrar la factura partidaria" lo más pronto posible y con el mayor beneficio, por lo mismo no miden consecuencias y son parte de una enorme variedad de hechos corruptos que se acumulan haciendo crecer una cuenta irreparable que pierde el Estado, allí donde se producen los golpes de corrupción.

Es cierto que la corrupción política es un mal de muchos gobiernos, pero no por eso debería permitirse que también sea parte de la administración de nuestro sistema, que bajo el tutelaje de los responsables del Estado, se convierta en una parte casi rutinaria de la administración pública, donde el tráfico de influencias, los sobornos, malversación, uso indebido de bienes, nepotismo y despotismo en dos extremos, contrabando y para el remate complicación de altos jefes policiales en el delito de narcotráfico, ya es el colmo de una cadena de hechos que dicen muy mal del manejo del Estado y el respeto a sus valores constitucionales.

Por efecto de situaciones estrictamente partidistas, muchos hechos de corrupción resultaban "cubiertos" para quitar el estigma del delito hasta que desavenencias o pugnas personales ponían el dedo en la llaga y saltaba la maleza que en algunos casos pone al descubierto los delitos y en otros todavía se los "encubre", tratando de minimizarlos y evitar comprometer a personalidades de la actividad político partidaria.

La situación es preocupante y representantes políticos están activos en el seguimiento de hechos recientemente denunciados, con el objeto de esclarecerlos, aunque se entiende que esos resultados, dependiendo de su magnitud, servirán para "sacudir" las bases de organizaciones políticas. Hace falta que se imponga la transparencia como único requisito para combatir la corrupción.

Fuente: LA PATRIA