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Segunda y última parte
Aquellos que te recordamos Mnemosyne Diosa de la Memoria, no olvidamos a tus hijas, las nueve musas que alimentan nuestros recuerdos. Sin recuerdos no hay presencia, no hay arte. Pero el recuerdo es la forma, aquello que reproduce nuestra mano y nuestra mente. La retórica es un agregado, la remembranza de gestos y esfuerzos en el momento de la creación de tantos que nos han precedido.
La memoria es la forma, la amnesia puede ser contenido. La amnesia se filtra como una llama de muchas lenguas entre los dedos rÃgidos de las formas tradicionales. La memoria es esencial para pintar en un cierto estilo, para abigarrar las palabras en un cierto ritmo, para bailar con ciertos movimientos del cuerpo, todo ello surgiendo del pasado.
Entrar al reino de la amnesia equivale a entrar a un mundo donde los nombres han sido desplazados por agua y sombra. Es encontrarse uno mismo nuevamente sin poder hablar, con el corazón latiendo sin palabras. Es como estar frente a un árbol, una casa, una calle, una nube, un ave, una canción, un mundo que no podemos agrupar debajo de las cúpulas marmóreas de las formas tradicionales o etiquetas del pasado. Es entrar a un mundo por siempre maravilloso.
Pero, ¿cuál es el color de la amnesia? ¿Cuál es la forma de la amnesia? ¿Cuáles son los gestos de la amnesia? No podemos saberlo, pero nos lo imaginamos. Por ejemplo, podemos imaginarnos las formas visuales de lo olvidado (como lo han hecho los artistas plásticos de Amnesis) como parques llenos de imágenes que se resisten a ser agrupados en sÃmbolos, árboles cortados por la mitad, imágenes fantasmagóricas de los objetos, alfabetos perdidos, gestos efÃmeros. Emblemas y presencia del paisaje de la amnesia.
El teatro y el ballet de la amnesia, pertenecen al reino de las ausencias y presencias que conforman la amnesia. De la luz a la obscuridad, de lo visible a lo invisible, de la presencia a lo que está oculto, de la variedad a un matiz que aproxima la uniformidad a la semejanza.
La memoria y la amnesia son parte de la música, de la misma manera que lo son el sonido y el silencio. Una melodÃa depende de las remembranzas que bordean la amnesia. La música de la amnesia como el zikr de la música del Medio Oriente, busca el silencio puro que no puede existir en la realidad sino únicamente en nuestra psyche como un sonido olvidado.
b) Los Objetos Perdidos, como un emblema de las ausencias de la amnesia. Tal sÃmbolo puede ser una imagen ausente o silueta, una media imagen, una imagen fantasmagórica, etc.
c) La organización incongruente de Ãconos dispares que sugiere la estupefacción y efecto disociativo de la amnesia y que puede conducir al observador a una lectura semiótica singularmente polivalente.
f) El vÃnculo entre los elementos lingüÃsticos (tÃtulos, cartas, frases, etc.) y el tema de la amnesia.
La totalidad de la existencia humana está circunscrita por la amnesia: la amnesia de una prehistoria totalmente indocumentada, y la amnesia de una posible (y por consiguiente una presencia por sà misma) post-historia cuando la especie humana, por sus propios medios o debido a catástrofes naturales, se extinga.
La historia escrita de la humanidad empezó hace apenas cinco mil años.
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