Mobbing laboral

El pasado 1ro. de mayo se celebró en todo el mundo el Día Internacional del Trabajador en homenaje a los llamados Mártires de Chicago, grupo de sindicalistas que fueron ejecutados en 1886, por pedir la reducción de la jornada laboral a 8 horas, cuando lo "normal" era trabajar entre 12 y 16 horas.

La protesta, llevada a cabo inicialmente por 80.000 trabajadores, pronto desembocó en una poderosa huelga nacional que afectó a numerosas fábricas de los Estados Unidos. Transcurrieron 133 años de aquella manifestación que cobró la vida de bastantes trabajadores y por este sacrificio hasta la fecha se respeta el derecho a 8 horas de trabajo, además que como consecuencia de este movimiento se lograron obtener muchos derechos en beneficio de los trabajadores.

Si bien se consiguieron derechos que favorecieron a los trabajadores, algunos no se cumplen uno de ellos es el acoso laboral que en algunas fuentes de trabajo privadas y públicas se ha convertido en acto normal y común que van contra el derecho de todo trabajador. El acoso laboral o mobbing en inglés que significa asediar, acosar, acorralar en grupo es tanto la acción de un hostigador o varios hostigadores conducente a producir miedo, terror, desprecio o desánimo en el trabajador. Una persona o grupo de personas reciben violencia psicológica injustificada a través de actos negativos y hostiles dentro o fuera del trabajo por parte de grupos sociales externos.

Esta violencia psicológica se produce de forma sistemática y recurrente durante un tiempo prolongado, a lo largo de semanas, meses e incluso años, y en ocasiones se añaden "accidentes fortuitos" y hasta agresiones físicas, como casos más graves. Una situación de acoso muy prolongada en el tiempo, además de enfermedades o problemas psicológicos, que puede desembocar, en situaciones extremas, en el suicidio de la víctima.

A propósito de este tema delicado pude comprobar que la violación de derechos en el acoso laboral se da también en el sector privado y lo presencié cuando en el propósito de realizar una operación mercantil ingresé a una agencia bancaria -situada en la zona Sur de la ciudad- y pude observar que una funcionaria en posición de mayor jerarquía trató en forma agresiva con palabras soeces de grueso calibre a una cajera, humillándola y faltándole al respeto en su condición de mujer, la misma que no paraba de llorar y atendía en esas condiciones a la gente que acudía a ese banco. Todos los trabajadores deben ser tratados con respeto más aún las mujeres, que merecen todas las consideraciones por su condición de mujer.

En el sector público, este tipo de tratos se da con frecuencia más cuando los cargos son propiedad del partido en función de gobierno, y sensiblemente aprovechan esta condición y su posición desigualitaria para hacer uso de su poder discriminan y tratan mal a los que piensan y actúan diferente a los que se encuentran en el poder. El acoso laboral (mobbing) es una realidad cada vez más estudiada y reconocida, sin embargo, es difícil identificar allí donde se da, especialmente teniendo en cuenta que esta forma de acoso no siempre presenta las mismas características.

Los diferentes tipos de mobbing hacen que, en ocasiones, este fenómeno quede camuflado o incluso interpretado como algo que entra dentro de la normalidad. A fin de cuentas, allí donde se produce esta forma de acoso hay intereses en que, lo que ocurra no pueda ser utilizado ante un juez, y esto hace que en los diferentes entornos de trabajo estos ataques se adapten a las circunstancias. El acoso laboral no sólo atenta contra los derechos personales del trabajador, sino también contra los laborales. El problema es que en muchas empresas sus directivos no están suficientemente sensibilizados frente a este tipo de problemas y no cuentan con los mecanismos necesarios para reaccionar adecuadamente. Tampoco es razonable que se defienda más al acosador que a la víctima, especialmente si tiene en rango profesional superior.

A veces, denunciar los hechos a la dirección de la empresa puede perjudicar aún más a la víctima. Lo importante es, en cualquier caso, que la víctima conozca todos sus derechos y recursos disponibles para denunciar el acoso laboral, que es un problema que puede afectarle durante toda su vida.

Hay síntomas que van a ir apareciendo y si el acoso persiste, se van a agudizar cada vez más. A nivel psíquico: se siente angustia, pánico, problemas para dormir. En el nivel físico: estrés, úlceras, dolor constante de estómago y cabeza. Finalmente en el nivel social: incertidumbre y malestar con tu familia y/o amigos, roces y discusiones debido a tus cambios de humor.

En el trascurso del tiempo siempre han existido estas conductas, (antes se decía "Se la han tomado conmigo") sin embargo, en los últimos años, el aumento de los casos, en nuestro país, y en todo el mundo, es abrumador, y eso que sólo se conoce una pequeña parte de los mismos, porque la mayoría de las víctimas, no denuncian los hechos, lo que facilita la labor del/la acosador/a para llevar a cabo su tarea impunemente.

Muchas de las conductas de acoso son muy sutiles, por ejemplo: no saludar, ningunear, no convocar, no tomarle en cuenta, criticar, bromas y chistes, etc. las que son tan dañinas como otras que son más claras: humillar, faltar al respeto, gritar, levantar la voz injustificadamente, agredir, etc. Hay que tener en cuenta que un caso aislado, sin que se repita, no es acoso, ni tampoco lo es tener mala relación con alguna persona en el trabajo, ni decirle un piropo a una compañera, etc.

Para que se considere acoso se tienen que dar 3 requisitos: a) Intencionalidad (las acciones no son casuales) b) Frecuencia (las conductas se repiten, no son aisladas, al menos una vez a la semana) c) Duración (la repetición de ataques tiene que continuar en el tiempo, al menos durante 6 meses).

Las consecuencias del acoso laboral son desastrosas para quien lo sufre, finalizando habitualmente con la expulsión abandono o renuncia al puesto de trabajo del afectado. El acoso laboral conlleva muchos costos, no sólo para las personas que lo sufren, sino también para los grupos y equipos de trabajo que se ven involucrados. El temor que provoca la vivencia de acoso en compañeros de trabajo puede ser tan paralizante como la experiencia directa.

Los costos económicos asociados a las licencias médicas prolongadas, en general, cuando se llega a configurar cuadros psiquiátricos serios en las víctimas, son muy altos. Los individuos quedan dañados, las organizaciones pierden productividad y las relaciones de confianza y convivencia quedan seriamente deterioradas, tiene un efecto dañino sobre la autoestima de las personas afectadas, pudiendo crear severas dificultades de reinserción tardando tiempo en recuperar la capacidad productiva lesionada.

*Es ingeniero